En Villalbilla tenemos la suerte de vivir rodeados de naturaleza, pero el contacto con el mundo salvaje también tiene sus inconvenientes. Entre ellos, destaca la proliferación de plagas como la de la oruga procesionaria, que produce urticaria y picores al entrar en contacto con la piel humana. Esta especie no solo es peligrosa para nosotros o nuestras mascotas, sino que su excesiva proliferación - sobre todo en los meses de febrero y marzo - afecta también a los árboles que se ven afectados por esta plaga.
Para reducir los daños que pueden causar estas orugas procesionarias, los servicios de Medioambiente del Ayuntamiento lleva varios meses eliminando los nidos de orugas presentes en algunos árboles del municipio, para prevenir la propagación de la plaga. En concreto, las orugas que tienen presencia en nuestro municipio son las de la variante herculeana que, tal y como indican fuentes municipales, "forman grandes grupos en el suelo y que pueden ocasionar molestias a personas y animales de compañía".
Aunque esta especie no es la más peligrosa de las existentes, desde el consistorio advierten a los dueños de perros que el contacto de las mascotas con estas orugas puede provocar heridas ulcerosas en el hocico. Así que, si durante estos meses de febrero y marzo sacas a pasear a tu perro, ¡ten cuidado, y que no se meta nada raro en la boca!
En caso de sufrir alguna incidencia con las procesionarias, desde el consistorio recuerdan que existe un buzón de contacto municipal a disposición de los vecinos de Villalbilla, así como la App de incidencias de Línea Verde.
La procesionaria es una especie autóctona que no se debe erradicar, al cumplir una función en nuestro ecosistema
Tal y como explican desde el Ayuntamiento, la procesionaria es una especie autóctona que no se debe erradicar, al cumplir una función en nuestro ecosistema. Sin embargo, el cambio climático y de temperaturas está provocando una proliferación de la procesionaria que hace necesario ejercer un control poblacional de esta especie. Desde el Ayuntamiento apuestan por los métodos de control natural, que no afecten a las personas ni al medioambiente.
Entre ellos, el consistorio apuesta sobre todo por la instalación de cajas nido que garanticen el control biológico de la procesionaria. Se han instalado 30 cajas nido de estas características en las zonas más afectadas, destinadas a albergar a carboneros y herrerillos. Estas especies son depredadoras naturales de las procesionaria, de modo que ejercen un control sobre estas orugas eficaz y no perjudicial sobre el resto de seres vivos. "Las aves insectívoras están protegidas por la ley de manera que con la instalación de las cajas nido, además de ayudar a controlar la plaga estamos fomentando la conservación y protección de nuestra avifauna", indican desde el Consistorio.
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Todas las cajas están numeradas y marcadas, para realizar un control y seguimiento de las poblaciones avícolas. En el caso de que nazcan ejemplares en estos nidos, los naturalistas y biólogos de la empresa encargada de la gestión de los nidos marcarán a los pollos "para su control y seguimiento, garantizando así el bienestar de las aves y la eficacia del sistema".