El sacerdote misionero y vecino de Villanueva de la Cañada, Nicasio Fernández Pozuelo, ha fallecido este pasado domingo, 25 de febrero, a los 90 años de edad de un infarto de corazón, según ha informado desde Obras Misionales Pontificias en su página web. Sus restos descansarán en la diócesis de Serrinha (Brasil) a la que dedicó la mayor parte de sus más de 60 años de vida misionera.
El alcalde, Luis Partida, ha destacado su figura y el “orgullo que, para Villanueva de la Cañada, siempre tuvo contar entre sus vecinos con un hombre de bien, un misionero que con la fe ha llevado Villanueva de la Cañada allá por donde ha estado. Nuestro más sentido pésame a su familia, así como a todas las comunidades cristianas a las que dedicó su vida y con las que compartimos el dolor de esta pérdida”.
Aunque su vida misionera le alejó del pueblo que le vio nacer, Nicasio Fernández Pozuelo decía que “siempre llevaba Villanueva de la Cañada en su corazón”. Aquí regresaba siempre que podía para ver a los suyos y participar de la vida parroquial. Además, contaba con el respeto y apoyo del Ayuntamiento, colectivos y vecinos, tanto es así que, en varias ocasiones, coincidiendo con la romería de San Isidro y Fiestas Patronales en honor a Santiago Apóstol se recaudaron fondos que, a través de Nicasio Fernández, fueron destinados a misiones católicas en Ecuador y República Democrática del Congo.
Nacido en Villanueva de la Cañada, el 29 de marzo de 1934, Nicasio Fernández Pozuelo se ordenó sacerdote en 1960 y, tras diversas responsabilidades en parroquias de la Archidiócesis de Madrid, partió para la misión en Brasil en 1979. Allí estaría como misionero durante más de 40 años, más un interludio de cuatro años que pasó en Ecuador, en el Vicariato Apostólico de Puyo. Su primer destino en 1979 fue Río de Janeiro, donde estuvo ocho años, junto a otros sacerdotes misioneros españoles.
Su segundo destino fue la diócesis de Feira de Santana, en el estado brasileño de Bahía. La parroquia de la que se hizo cargo al inicio acabaría siendo la actual catedral de una nueva diócesis, la de Serrinha. En aquellas tierras fundaría más de 60 capillas y más de 90 comunidades cristianas. Todas ellas con su sagrario para que fueran acompañadas en su vida de fe por el Señor en la Eucaristía. Para lograrlo, Nicasio aprendió a esculpir saliendo de sus manos 200 sagrarios que siguen repartidos por toda la geografía de Serrinha.
Su labor misionera y su ejemplo de entrega a Dios ya los demás fue un impulso para que varios jóvenes descubrieran su vocación sacerdotal y tomaran el testigo de Nicasio de llevar a Jesús a los demás, destacan desde Obras Misionales Pontificias en su web.
###70402##