El día 4 de Noviembre se conmemora el Día mundial contra la violencia y el acoso escolar, un día que, aunque parece cada vez más lejano, la realidad es que, de acuerdo con estudios realizados por UNICEF, se estima que uno de cada tres menores es víctima de este tipo de comportamiento, bien sea en el entrono de clase, bien sea vía redes sociales e internet.
Pero ¿Qué es exactamente acoso escolar? Según la AEPAE (asociación española para la prevención del acoso escolar), el acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada, tanto en el aula, como a través de las redes sociales.
En los últimos años, se ha observado que, la forma más habitual de acoso entre jóvenes, es a través de internet y las redes sociales, el ciberacoso, lo que conocemos como ciberbullying. Esto hace que algunas de las características clásicas de la violencia y el acoso escolar cambien, entre ellas la posibilidad de que el acoso ocurra a cualquier hora y en cualquier momento, ya que no se cierne solo al ámbito de clase, sino que puede ocurrir fuera de este también, resultando más complicado identificar e intervenir ante este tipo de acoso.
Un estudio reciente apunta a que el 42% de escolares han sido atacados mediante las redes sociales, y de estos un 58% han recibido mensajes humillantes y un 53% han dicho algo denigrante, y el 58% no han dicho nada a sus padres u otros adultos cuando han sido acosados.
Un estudio reciente apunta a que el 42% de escolares han sido atacados mediante las redes sociales
¿Qué nos puede ayudar a darnos cuenta de que algo va mal?
Algunas de las señales de alerta que podemos identificar ante estas situaciones son:
- Cambios de humor repentinos.
- Dificultades escolares que aparecen de forma repentina y sin antecedentes.
- Negación u oposición a ir a clase.
- Síntomas físicos y/o psicológicos.
- Aislamiento
¿Qué podemos hacer?
Como siempre lo más importante en estos casos es la prevención. Para ello debemos fomentar protocolos de actuación frente a estas situaciones por parte del ámbito educativo, los agentes sociales y cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.
Además de los protocolos de actuación, debemos fomentar una educación socio-emocional desde las etapas más tempranas de desarrollo, para trabajar habilidades esenciales como la empatía, el respeto, la cooperación, la asertividad... todas estas fundamentales para la convivencia.
Es importante identificar y trabajar en todos los casos en los que sospechemos pueda existir acoso, independientemente de la edad. El acoso nunca es cosa de niños, y justificar o quitar importancia a determinadas situaciones no ayuda a su erradicación.