Casi todos sabemos cuáles son los alimentos que más engordan y cuáles menos, pero las calorías de los alimentos, no solo dependen del producto en sí. Muchas veces, una comida que inicialmente es saludable, la convertimos en híper calórica por la forma de cocinarla. Pues bien, esta semana os queremos contar varias formas sanas de cocinar los alimentos que no les añade una gran cantidad de calorías pero que quedan super sabrosas. ¿Sigue leyendo si quieres conocerlos?
En Crudo: la mejor forma de comer los vegetales, siempre que se pueda, o las frutas es en crudo. De esta forma todas las propiedades de las mismas se mantienen intactas.
Hervido/cocido: Quizá es el método más aburrido pero muchas veces previo para otro tipo de cocinado. Aun así, unas verduras hervidas pueden ser super sabrosas si le añadimos luego algún ingrediente que le aporte más sabor. ¿Habéis probado las judías verdes o el brócoli hervido con huevo duro y cebolla? También podemos recurrir siempre a rehogarlo después con un poco ajo o jamón, ¡riquísimo!
Aquí podemos incluir también los guisos, que es una cocción pero a fuego más lento, al final, si los hacemos con una cantidad justa de aceite y sin demasiado ingrediente hipercalórico, podemos comerlos sin ningún problema: legumbres, carnes, pescados, patatas…
Al Horno: muchas veces nos da pereza encender este maravilloso electrodoméstico porque lo usamos de armario para nuestra multitud de sartenes, cazos y bandejas y por eso lo usamos mucho menos de lo que deberíamos. El horno es la forma más fácil, sana y cómoda de cocinar casi cualquier tipo de alimento. Carnes, pescados, vegetales… con poco y nada de aceite tienes consigues platos extraordinarios y sin añadir más calorías de las que aportan los propios alimentos, alitas de pollo al horno quedan super crujientes y sin una gota de aceite, costillas, salmón, ternera... Aquí podemos innovar con otras técnicas culinarias como el papillote o a la sal…
Plancha: esta forma de cocinar es una de las más socorridas y rápidas para hacer casi cualquier tipo de carne o pescado, unos filetes de pollo aderezados con especias, y un poco limón, filetes o chuletas de ternera o cerdo (siempre intentando que sean las piezas más magras). Incluso podemos cocinar unas verduritas como el calabacín o tomate, cebolla.
Barbacoa: Ahora que estamos en verano, seguro que disfrutamos de más de una barbacoa, pues no te sientas culpable porque no es un método más calórico que el resto ya que no añadimos aceite. Aquí si que influye más el alimento que consumes, la cantidad de pan que comes, el picoteo previo y las cervecitas. Así que puedes disfrutarlas, pero con consciencia de lo qué comes, la panceta, el chorizo, las costillas es lo más graso, así que con moderación. En cambio, el pollo, la ternera (las partes magras), pescados, mariscos, verduras puedes comerlos sin sentir ningún tipo de remordimientos.
Sobre todo evita los fritos
Por último, aunque tampoco es nada nuevo, intenta evitar los fritos. Los alimentos al cocinarlos de esta forma absorben mucho aceite y por lo tanto añaden una cantidad ingente de calorías a las comidas. Como dato, cualquier tipo de aceite contiene aproximadamente 900 calorías por 100 gramos, así que imagínate todo lo que estamos aportando a muchos alimentos que consumimos así.