Se estima que el 13% de la población de España es vegana; aunque una gran parte de las personas que optan por eliminar la carne de su dieta lo hacen por salud o por amor hacia los animales (o ambas), cada vez se está extendiendo más la conciencia ambiental con respecto al impacto que la ganadería intensiva tiene sobre el medio ambiente.
A día de hoy, todos sabemos que las macrogranjas ocupan grandes parcelas - el 59% de la tierra cultivable se dedica a labores de pastoreo- y que consumen una gran cantidad de energía. La producción de piensos y alimentos para el ganado - que consume 6.000 millones de toneladas de alimento al año- también requiere de numerosos recursos, y, para rematar, se calcula que el 14,5% de los gases del efecto invernadero son consecuencia de la ganadería industrial.
Veganismo vs entomofagia
¿Nos tenemos que hacer todos veganos para revertir estos efectos? Este es un debate cada vez más presente en nuestra sociedad en el que, sin embargo, hace no mucho tiempo acaba irrumpir un nuevo factor: los insectos. La ingesta de estos seres, que en realidad son una poderosa fuente de proteínas, ha sido siempre vista como un acto desagradable en las sociedades occidentales. Sin embargo, 1200 millones de personas en todo el mundo consumen insectos diariamente, de unas 1900 variedades diferentes: en numerosos países de Asia y África o en México y Brasil algunas recetas de insectos son consideradas platos gourmet, y no solo una alternativa barata para completar la dieta.
Con una población creciente en Europa- y en todo el mundo en general-, solo es cuestión de tiempo que, por su facilidad de producción y distribución los insectos ganen más y más terreno en la industria alimentaria, pese al fuerte rechazo cultural que genera esta opción en la inmensísima mayoría de la sociedad occidental. Dejando de lado las convenciones culturales, ¿qué beneficios para nuestra salud y el medio ambiente puede traer consigo la generalización del consumo de insectos?
La cría de insectos contribuye al refuerzo de la economía circular, reduciendo los recursos que deben consumir los animales en las granjas
La principal virtud de los insectos, según han indicado gran cantidad de nutricionistas, es su alta concentración de proteínas; si la carne contiene entre un 25% y un 27% de estos nutrientes, los insectos pueden alcanzar un valor proteico de hasta el 65%. Por otro lado, los nutricionistas afirman que las grasas de estos seres pueden ser categorizadas como "grasas buenas" y que, por ello, su consumo sigue una de las principales recomendaciones de la OMS: la obtención de proteínas desde alimentos de origen no animal, como los frutos secos y las legumbres.
Desde el punto de vista de los recursos y la sostenibilidad, que es en el que se enfoca esta sección semanal, cabe destacar que si una granja "estándar" de grillos requiere de 15m2, una de ganado convencional debe, como mínimo, contar con 200m2. Además, "producir" un kilo de carne procedente de la ganadería convencional supone el consumo de unos 22.000 litros de agua, mientras que con un solo litro de agua podemos alimentar insectos suficientes para generar un kilo de carne. De este modo, la tarea de alimentar a 9.000 personas en 2030 podrá ser algo más viable.
Además, cabe destacar como la cría de insectos contribuye al refuerzo de la economía circular, reduciendo los recursos que deben consumir los animales en las granjas; numerosos insectos pueden alimentarse de los deshechos generados por el ganado para, a su vez, ser empleados como base para la creación de nuevos piensos.
Aunque las ventajas de la entomofagia - consumo de alimentos- son claras, no vamos a engañarnos: existe un rechazo generalizado, nos da mucho asquete pensar en comer insectos (aunque las gambas y las quisquillas, que también son "bichos", nos parecen una exquisitez). Sin embargo, podemos limar ese aspecto; un grillo o un gusano no son muy apetecibles, pero quizá sí que estaríamos dispuestos a comer alimentos en base a harina de insectos, de alto contenido proteico.
De hecho, en España ya son legales este tipo de alimentos, tras haber recibido el visto bueno de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que debe autorizar la comercialización de todos los nuevos alimentos en terreno europeo. El gusano amarillo de la harina, la langosta migratoria, el grillo doméstico y las larvas de escarabajo ya se pueden vender y consumir en nuestras fronteras. Sabiendo todas sus ventajas, ¿te atreverías a darle un tiento a algunos de estos insectos?