Al igual que los humanos, nuestras mascotas también son susceptibles a los cambios de temperatura a la hora de dormir. Y es que, en esta fecha del año, el frío llega para quedarse y nuestros animales de compañía lo sufren directamente.
Así, su lugar de refugio es el sitio ideal en el que encontrar cobijo, por lo que es importante adecuar sus camas para que tengan el mejor de los descansos.
Tanto perros como gatos requieren camas distintas de acuerdo con su propia naturaleza y fisionomía. “De hecho, hay factores que se deben tener en cuenta como el grosor y la longitud del pelo, la edad, el peso y la salud de nuestros peludos"
En paralelo, es importante "estar atento a cualquier señal que indique incomodidad de los animales en sus camas”, asegura, Ana Ramírez, directora técnica veterinaria de KIVET, la red de centros veterinarios de KIWOKO.
Así, KIWOKO enumera las recomendaciones a tener en cuenta para escoger la mejor cama para nuestra mascota y asegurarnos que tengan dulces sueños.
En definitiva, la respuesta es sí, debemos cambiar la cama de nuestras mascotas con el cambio de estación, pensando siempre en la tenencia responsable, el bienestar y la comodidad de los peludos
Seguir los ritmos paulatinos de bajada de la temperatura. Al igual que los humanos pasamos de dormir en verano prácticamente con nada encima al nórdico cuando hace más frío, con nuestras mascotas debemos hacer lo mismo.
El pelo. Las mascotas que cuentan con abundante pelaje no van a requerir tanto cobijo como una con menos pelo, así que las características de las camas pueden variar; para una mascota con poco pelaje, por ejemplo, una cama con bastante fibra acolchada y material que aumente y mantenga la temperatura cálida de nuestros peludos es ideal.
El tamaño. Un perro grande suele tener mayores reservas de grasa que le aíslan del frío, caso contrario con los más pequeños y cachorros. Además, de que en función de lo largo que sea, las camas también deben ser de determinada longitud. En invierno, por lo general, las camas deben ser más cubiertas por lo que son algo más grandes de lo normal para que mantengan la temperatura corporal normal de nuestra mascota.
La edad y la salud. Las mascotas jóvenes suelen tener menos complicaciones de salud que los mayores, y cuando se conoce una condición puntual de salud del animal como alguna alergia a un material, se debe tener en cuenta. Eso sin contar con algunas complicaciones de salud que suelen ser más recurrentes en el invierno, como las gripes o catarros, donde el animal debe tener una cama constantemente higienizada y abrigada.
Las condiciones de la casa. Aunque puede parecer una obviedad, pero no es lo mismo la cama para perros y gatos que duermen en una casa interior, a una exterior o con determinadas características puntuales.