Leganés podrá disfrutar hasta el próximo 3 de diciembre la exposición “Una balada melancólica”, realizada en conjunto por Lina Ávila y la collagista Elena Pardo. Una muestra que habla sobre la poética de Elisabeth Siddall, una artista completa, con una sensibilidad extraordinaria, que no dejó de crear a pesar de la enfermedad y que, sin embargo, apenas es conocida, salvo por ser "Ofelia" del cuadro de Millais.
Elisabeth Siddal fue alguien más allá de Ofelia, imagen por la que se la recuerda y que quizá haya sido también la que la ha condenado al olvido. Como pintora fue la primera mujer que consiguió participar en una exposición y vender junto con el resto de los pintores de la Hermandad Prerrafaelita. Contó con el apoyo del mecenas John Ruskin, el crítico más valorado del momento. Sin embargo, su carrera pictórica fue eclipsada por su maestro y, más tarde, esposo, Dante Gabriel Rossetti y por su delicado estado, resultado de su trabajo como modelo para el citado cuadro de Millais.
Menos se sabe de su vertiente lírica, a pesar de su amor por la poesía, con la que pudo dar rienda suelta a su necesidad creativa ante su precaria salud. Actualmente, solo se han recuperado 16 de sus poemas.
En 2020 descubrieron su carrera literaria, más allá de su trayectoria como pintora y musa de los prerrafaelitas, de su trágica vida y su legendaria muerte. Desde entonces, se han sumergido en su lirismo y han recreado cada uno de sus poemas a través del collage.
Una balada melancólica invita a reflexionar sobre los pilares sobre los que se asienta nuestra cultura
A través de recortes y palabras extraídas de los propios poemas de Siddal en su versión original, han convertido en imagen sus versos con el objetivo de acercar su obra. Cada pieza está creada de manera colaborativa, intercalando la responsabilidad de la imagen o texto en una de ellas. Esta creación conjunta no es casual. Con ella quieren manifestar la importancia de generar redes de sororidad entre mujeres artistas.
Antes desarrollo de estas 16 piezas, crearon otra en técnica mixta con el título Una balada melancólica, que da nombre al proyecto. Esta obra es el particular homenaje de las artistas a la figura de Siddal, como artista completa, con una sensibilidad extraordinaria que no dejó de crear a pesar de la enfermedad. El lienzo como soporte y las pinceladas de acrílico hablan sobre su obra pictórica, los recortes sobre sus barreras por ser mujer y el poema, especialmente escrito para la pieza, sobre su trayectoria poética.
Sus versos son fieles a su época, donde se habla de amor, de muerte, de pérdida, de culpa, de imposibilidad… A pesar de su corte clásico y su simbolismo religioso, decidieron contemporalizarlos con estas técnicas al darse cuenta de que, inherentemente, estos poemas recogían los ideales del amor romántico sobre el que se sostienen, también hasta ahora, gran parte de las relaciones tóxicas. Las mismas que condujeron a Siddal por una desdichada vida y falta de conocimiento y reconocimiento artístico.
Una balada melancólica invita a reflexionar sobre los pilares sobre los que se asienta nuestra cultura, donde se alimentan narrativas e ideales de mujer daniños. También es una reivindicación al papel de las artistas en la historia del arte, como referente y estímulo, aquellas que fueron borradas por sus propios maestros o maridos.