“Era joven y quería vivir. Sé que estaba muy malito, y gracias a ellos estoy aquí”. Francisco es un antiguo paciente del Hospital Universitario de Torrejón de Ardoz que estuvo más de 90 días ingresado tras contraer el covid-19, en abril de 2020. Ahora, después de cinco años, ha vuelto al centro para reencontrarse con aquellos que, como él mismo ha asegurado ante nuestras cámaras, le salvaron la vida.
Emocionado, Francisco nos ha acompañado en el recorrido que él mismo hizo cuando ingresó en el Hospital. Desde su ingreso en la UCI hasta su estancia en planta, ha ido relatando cómo vivió uno de los episodios que le cambiaron la vida. Además, Francisco se ha fundido en abrazos con los profesionales que le atendieron durante su ingreso y con los que guarda “recuerdos muy bonitos, me cuidaron muy bien aquí”.
Francisco ha comentado que uno de los puntos clave de su recuperación fue el ánimo que le trasladaban los médicos, así como los paseos que le permitían dar por la calle, al aire libre. “Me sacaron varias veces para ver a mi familia, y eso solo se hacía aquí, en este Hospital”, apunta.
El covid-19 supuso un antes y un después en la vida de Francisco, pues sus pulmones ya no volvieron a recuperarse. No obstante, aunque le gustaría “llevar una vida un poquito mejor”, ha dejado claro que es un luchador, y que llevar la enfermedad “sin ánimo”, no es posible. “Me da igual el tiempo que me quede, sé cómo tengo mis pulmones, pero tiro para delante”, mantiene decidido.
Durante nuestro recorrido también hemos podido hablar con algunos profesionales que vivieron el auge de la pandemia, ya que el Hospital de Torrejón fue el primer centro en recibir pacientes infectados por el coronavirus. Elena Abril y Priscila Metola han compartido cómo los primeros días “no dejaban de llegar pacientes, y no dejaban de morir” a pesar de que los profesionales no paraban de buscar tratamientos que remitiesen los efectos del virus.
Ambas han recordado las primeras semanas en las que prácticamente los profesionales vivían en el Hospital. El equipo actuó como una familia en la que se animaban mutuamente, ya que muchos de ellos perdieron familiares durante la primera ola crítica de la pandemia. “El sufrimiento nos unió mucho, no solo por el trabajo, sino porque todos íbamos en la misma dirección, todos tenemos una misma vocación”, asegura Elena.
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