En ocasiones, la vuelta al trabajo después de unos días de descanso y relax se hace cuesta arriba. Muchas personas sienten hastío, cansancio, inhibición, tristeza, ansiedad…, síntomas del ‘síndrome postvacacional’. Pero ¿qué pasa con los niños?
Después de tres meses repletos de juegos, campamentos de verano y planes divertidos marcados por la ausencia de horarios y disciplina llega la (temida por ellos y esperada por los padres) rutina.
Todos los niños no lo viven de la misma forma y alguno de ellos (concretamente entre un 5 y un 8%) experimentan el dichoso síndrome en la vuelta al cole. Para evitarlo, existen algunas recomendaciones para evitar que la vuelta al cole se convierta en un drama.
1. Nuevos horarios y vuelta a las obligaciones
Los últimos días de vacaciones recuperaremos los horarios habituales que marcaban la rutina prevacacional. Acostarse pronto y levantarse antes de forma gradual para ir ajustando el horario de vacaciones con el del colegio.
2. Organización y mayor exigencia
Los niños y niñas participarán, en la medida de lo posible, en la preparación de todo lo necesario para su vuelta (libros de texto y el resto de material escolar). Esto será un incentivo y motivación para ellos. Además, la compra del material deberá hacerse con tiempo suficiente para que los peques vayan asimilando ese cambio de rutina.
La vuelta a la rutina también tiene cosas divertidas: reencuentro con amigos, actividades extraescolares...
3. Actitud y refuerzo positivo
Aunque lo hemos pasado en grande durante los meses de verano, la rutina también tiene muchas cosas buenas. Cuando tu hijo se queje, recuérdale las pequeñas cosas del día a día que le hacen feliz: reencuentro con amigos, actividades extraescolares, juegos en el recreo…
4. Paciencia en el acompañamiento
Para tranquilizarle y evitar que sus preocupaciones se intensifiquen, hazle saber que estás ahí, junto a él, para cualquier problema que pudiera surgir.
¡Que no cunda el pánico! Para algunos niños, el drama de la vuelta al cole puede durar unos días. Ten paciencia porque es un periodo transitorio y pronto volverán la ilusión y las ganas. Si no es así y el niño sigue sin querer ir al colegio, el motivo será otro. Analiza el problema y contacta con un profesional.