La Consulta no superó el 30% del censo necesario para que fuera un referéndum valido, según datos de la Oficina Electoral Central sólo el 20,41% de los electorales participó en el referando. Los ciudadanos han ignorado el referéndum celebrado durante este fin de semana para vetar el matrimonio entre personas del mismo sexo y consagrar en la Constitución la “familia tradicional”.
Una situación que ya vivió Hungría tras el referendo sobre la reubicación de refugiados en la Unión Europea.
El Gobierno de Rumanía convoco el referéndum tras recibir tres millones de firmas que hicieron posible la celebración de la votación. La votación suponía un giro en la situación que viven las personas LGTBI+ en el país.
Para Mihai Gheorghiu, líder de la Coalición para la Familia, promotora del referéndum, éste nada tenía que ver con los LGTB y sus costumbres sino con la defensa de la familia tradicional ante quienes, algún día cercano o lejano, pretendieran cambiarlo. Y, por si algún rumano de los 19 millones que estaban llamados a las urnas no alcanzaba a entender lo que estaba en juego o decidía no votar "dos hombres podrán adoptar a tus hijos" y quién sabe lo que entonces ocurrirá, añadía Gheorghiu. "Defender el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer es defender la cabeza y el alma de nuestros hijos frente a una ideología de género y la homosexualidad", afirmo.
Tras dos jornadas de votación, solo participó un 20,41% de los 19 millones de ciudadanos llamados a las urnas, según cifras de la Oficina Electoral Central, muy por debajo del 30% necesario para validar una consulta
La Coalición para la Familia contó con el apoyo de la Iglesia Ortodoxa. Los profesores de religión hicieron campaña por el sí. En un mensaje leído tras la misa, el Patriarca Daniel apeló a los creyentes a ir a votar. Le desoyeron.
La iniciativa no partió en este caso del Gobierno, en manos del populista Partido Social Demócrata (PSD), pero su simpatía por el sí fue explícita y su apoyo a los impulsores masivo, por lo que el resultado golpeaba al Ejecutivo. La primera ministra, Viorica Dancila había prometido no interferencia en la consulta a la UE, que ve con preocupación cómo se cortapisan derechos en su flanco Este y se crean bolsas de intolerancia.
"Saben qué es una familia tradicional. Es la formada por un hombre y una mujer que tienen niños", declaró Liviu Dragnea, condenado por fraude electoral en 2016.