Quien más y quien menos sabe que en estos momentos es mejor no acudir al médico, no sólo por el riesgo de contagio del COVID-19, sino por el nivel de saturación al que se están viendo sometidos los centros médicos y los profesionales. Aún así, hay situaciones en las que es inevitable buscar el consejo de un profesional, continuar un tratamiento grave o hacer un diagnóstico importante.
La Sanidad Pública está viviendo momentos especialmente complicados. Así lo cuenta Patricia, que tuvo que llevar a su madre al médico la pasada semana "con la cara acartonada y sin poder levantarse de la cama". Según explica Patricia, desde el 112 le dijeron que fuese al ambulatorio, y fue en el de Reyes Magos, porque conocían a una médico que pasa consulta, donde le hicieron un electro, con el que la derivaron al HUPA. "La situación era desoladora -explica Patricia- estuvimos 7 horas super expuestos, y aunque la gente es muy respetuosa y nosotros íbamos con algo que supuestamente no tenía nada que ver con Coronavirus, no sabíamos ni donde ponernos, porque todo lo que había allí era Coronavirus y estaba a tope". Después de ese tiempo, le hicieron analíticas, un electro y una placa y al final salió que lo que tenía era neumonía, le pusieron tratamiento y ya está en casa y está bien.
Ana, por su parte, tenía programada con su padre una biopsia de próstata en una clínica privada y aunque se planteó no acudir, al final decidió que era mejor hacer la prueba, "es mejor descartar, pero no te puedes quedar con la duda", afirma. La situación que vivió no tuvo nada que ver con el panorama que se encontró Patricia en el Hospital: un centro absolutamente aséptico, con pocos pacientes y el personal justo para atender los casos que iban llegando. La prueba se realizó con total normalidad y Ana y su padre volvieron a casa con todas las precauciones tras pocas horas fuera de casa.
Vía de escape para la Salud Pública
Y es que los centros privados están sirviendo de vía de escape para la Salud Pública. Así lo explica Mª Pilar Giner Alonso, Directora Gerente de Virtus, que señala que "nuestra labor principal está siendo atender a todos aquellos pacientes que presentan otras patologías distintas del COVID-19, o pacientes crónicos habituados a asistir a nuestro centro para su control y revisión". Giner señala que "nuestros médicos de familia permanecen de forma permanente en sus consultas. Además, algunos especialistas, cuando su actividad en los hospitales se lo permite, atienden a sus revisiones habituales, posquirúrgicos o todas aquellas patologías de importancia que pueden surgir en estos días en los pacientes, y que en estos momentos no se pueden atender desde el Servicio Nacional de Salud por permanecer cerradas las consultas de especialistas".
Pero también hay consultas leves que requieren un tratamiento rápido, ya sea para tranquilizar al paciente o para evitar que la dolencia vaya a más, por esto, centros médicos como Virtus han puesto en marcha la posibilidad de realizar las consultas por vía telefónica o por vídeollamada. Según explica Pilar Giner, esta modalidad está "recibiendo una gran acogida por parte del paciente, pues se puede realizar el seguimiento de sus patologías previas, resolver las dudas que puedan ir surgiendo, incluso diagnosticar y atender pequeños eventos de enfermedad como una otitis, dolor estomacal, ajuste de medicación, controles de Sintrom, etcétera". "Además - destaca Giner- está resultando una herramienta muy potente de atención de la ansiedad, desconcierto e incertidumbre del paciente ante este estado de alarma en el que nos hallamos inmersos. Resulta muy tranquilizador para el paciente saber que al otro lado de una simple llamada telefónica puede ser atendido por un profesional".
Una de las consultas más habituales en este tipo de centros privados es la recogida de recetas para ciertas mutualidades (ISFAS, MUFACE, MUGEJU...). Para evitar estos desplazamientos, el Colegio de Farmacéuticos de Madrid (COFM) está permitiendo la venta del medicamento con el informe del médico enviado de manera telemática.