La Asociación Profesional de Trabajadores Penitenciarios “Tu Abandono Me Puede Matar” (TAMPM) ha informado sobre la agresión de una interna a una médico del Centro Penitenciario Madrid 1, ubicado en Alcalá – Meco. Este suceso tuvo lugar el viernes 11 de diciembre, cuando la sanitaria intentaba curar a la interna.

La mujer se había causado una lesión autolítica en el brazo y, mientras la médico la curaba, la dijo que se quedaría ingresada en la enfermería para su observación. Acto seguido, la interna asestó un manotazo en la cara a la doctora, que intentó agarrarla recibiendo otro puñetazo. Desde TAMPM denuncian que estos hechos han dejado consecuencias físicas y psicológicas a la sanitaria. Además, debido a la escasez de profesionales del Centro, ha tenido que seguir trabajando de guardia después de estas agresiones.

Déficit de casi 60 plazas en la plantilla

La prisión de Madrid 1 debería contar con siete enfermeros, y solo tiene 3. Presenta un déficit de casi 60 plazas, y la media de edad de la plantilla es muy elevada, lo que provoca constantes jubilaciones y merma de efectivos. 

Desde la Asociación afirman que todos los profesionales trabajan activamente para tener un trato cercano con las internas, con el objetivo de conseguir la reinserción, rehabilitación y reeducación de la población reclusa. Sin embargo, consideran que las formas de actuar de los órganos de decisión en casos como este no son acertadas, pues si una interna lleva una cadena de incidentes regimentales y agresiones muy numerosas en poco tiempo, sumado al aumento de violencia e intensidad de los mismos, pero sale impune, provoca que sus compañeras consideren que no hay consecuencias para este tipo de actos, y crean una atmósfera muy compleja para los trabajadores.

Estatuto Propio y autoridad

Por otra parte, los profesionales también reivindican la necesidad de un Estatuto Propio para Prisiones, en el que se reconozca las particularidades de los trabajadores, así como su sectorización dentro de la Administración General del Estado; y que se les dote de autoridad, algo muy necesario para las circunstancias de desamparo a las que se tienen que enfrentar.