El Ayuntamiento de Alcalá ha trasladado su felicitación y agradecimiento a las personas desinteresadas y preocupadas por la mejora ambiental de nuestra ciudad. El paisajismo alcalaíno ha ido cambiando a lo largo de los años, y la presencia de plantas colonizadoras a veces se concibe como un elemento que rompe con el concepto de orden de una ciudad.
Para hacerlas frente, se han primado criterios económicos, lo que ha hecho proliferar el uso de herbicidas de amplio espectro que eliminan las plantas más rápidamente y son más económicos que los métodos de eliminación manual. Sin embargo, estas soluciones suelen basarse en la externalización de costes cargándolos habitualmente al medio ambiente. Este es el caso del uso del glifosato.
El Ayuntamiento de Alcalá se hizo eco de esta problemática acordándose por el Pleno Municipal del pasado 18 de julio de 2017, la no utilización de este herbicida en las vías y espacios públicos de la ciudad, sustituyéndolo por otras prácticas no contaminantes que no dañen el medio ambiente ni afecten a la salud.
El 90% de la población mundial se alimenta de apenas una treintena de especies vegetales. Las que hoy consideramos malas hierbas están en nuestro entorno porque en épocas pasadas eran cultivadas en los huertos que abastecían las mesas de nuestras abuelas y abuelos
Desde el Ayuntamiento se afronta la misión poniendo en marcha iniciativas directamente encaminadas a ese abandono de uso de productos químicos, así como otras dirigidas a crear el orgullo de ser herederos de una cultura agropecuaria tradicional en Alcalá de Henares.
Es importante también cambiar la imagen de las denominadas “malas hierbas”, puesto que su presencia lleva asociados beneficios como el control de la erosión, aporte de materia orgánica, incremento de la fertilidad o incluso refugio y alimento para fauna. Distintas Asociaciones españolas se ocupan precisamente de devolver el valor y el interés de estas plantas que aparecen en nuestro paisaje humanizado.
El cambio de concepto que tenemos de estas “buenas malas hierbas” podría suponer recuperar un nicho productivo que redefina la diversidad agroecológica o la agricultura sostenible, además de recuperar la memoria campesina de las generaciones que nos precedieron que, sin duda, enriquecerá nuestro presente.