Fernando, un joven emprendedor, quiere abrir las puertas de su propio restaurante en Alcalá de Henares. Con el entusiasmo de cumplir un gran sueño, comienza los trámites para poder alquilar un local en la ciudad, confiando en que el Ayuntamiento complutense agilice la burocracia que hay de por medio: “es un proyecto que quiero montar en mi ciudad, quiero generar inversiones y empleo en ella”. ¿Qué puede salir mal?”, se pregunta el cocinero.
Así, confiado, Fernando acude al consistorio para pedir la primera licencia que le permita comenzar su actividad. Sin embargo, se encuentra con un camino lleno de piedras: los tiempos de espera hasta que le conceden los permisos son demasiado largos, y los gastos del local no se hacen esperar, a pesar de que todavía no ha entrado en funcionamiento. Además, cada vez que el joven intenta cumplir la normativa escrupulosamente, alguien llega sacando la lupa y los problemas donde no los hay.
Una vez que consigue sacar adelante su negocio, Fernando reflexiona sobre todos los pasos que ha tenido que dar hasta conseguir abrir las puertas del restaurante. “Con esta apertura se generarán puestos de trabajo”, entonces, ¿por qué la Administración pública no le ha ayudado más? Parece que ser joven y emprendedor abre puertas, pero “no he tenido ayudas de ningún tipo”. Ni siquiera cuando es un proyecto que pretende traer riqueza a Alcalá.
¿Dónde se van las empresas?
No obstante, la preocupación llega cuando el caso de Fernando no es un hecho aislado, sino que, al parecer, se ha convertido en algo recurrente entre las nuevas empresas que quieren instalarse en Alcalá. Así lo denuncia el Partido Popular municipal, poniendo el foco en la necesidad de agilizar las concesiones de licencias urbanísticas para todas las empresas que quieran desarrollar su actividad aquí.
Cuando la Concejalía de Urbanismo tarda meses o incluso años en conceder las licencias a las nuevas entidades que quieren apostar por Alcalá, estas deciden irse
En este sentido, Cristina Alcañiz, concejala popular, ha pedido directamente al concejal de Urbanismo, Alberto Blázquez, que adopte los mecanismos suficientes para agilizar los trámites. “Si tenemos una agilidad importante en la concesión de licencias, se va a estimular la creación de nuevas empresas, y esto se traducirá en el desarrollo de nuevos empleos”.
Sin embargo, cuando la Concejalía de Urbanismo tarda meses o incluso años en conceder las licencias a las nuevas entidades que quieren apostar por Alcalá, estas deciden irse a otras ciudades donde los trámites son mucho más ágiles y no les conllevan pérdidas como ya se han registrado en ciertas ocasiones.
Hasta un año para poder instalar un ascensor
Además, estas demoras no solo afectan a la llegada de nuevas empresas, sino a la vida de los propios alcalaínos. ¿Por qué? Porque las licencias urbanísticas también recogen los permisos propios para instalar ascensores en comunidades vecinales, o implantar los mecanismos necesarios para mejorar la accesibilidad a ciertos edificios.
“Si los vecinos que necesitan un ascensor porque han entrado en una situación en la que la dependencia para llegar a sus viviendas o salir a calle es importante, el demorar esa autorización supone un perjuicio enorme”, afirma la edil popular. Lo mismo ocurre con aquellos ciudadanos que solicitan hacer rampas en las entradas de los edificios en pro de ayudar las personas con movilidad reducida: “han tardado hasta dos años y medio en conceder algo tan sencillo como hacer una rampa en un edificio”.
Ahora, cabe preguntarse, ¿por qué el Equipo de Gobierno tarda tanto en conceder licencias, según los populares y los propios vecinos denuncian?