Tras el reciente fallecimiento del paleontólogo Emiliano Aguirre el pasado día 11, que ha dejado consternada a la comunidad científica a pesar de lo provecto de su edad, 96 años, la Comunidad de Madrid quiere sumarse a la ola de homenajes a su figura bautizando a la nueva Sala de Paleontología del Museo Arqueológico Regional con su nombre.
Se trata de una propuesta que surge del propio Museo, habida cuenta, además, de la gran amistad que le unía con su Director, Enrique Baquedano y aprovechando la inauguración de esta nueva sala a mediados de diciembre del presente año. Este nuevo espacio supondrá un cambio trascendental en la historia del Museo, procurando un cambio no solo físico sino de la propia naturaleza de la Institución, hasta tal punto que cambiará su nombre y pasará a llamarse Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid.
Emiliano Aguirre, nació en Ferrol en 1925 y ha fallecido en Madrid el día 11 de octubre de 2021. Licenciado en Filosofía, Ciencias Naturales y Teología, en 1966 se doctoró, además, en Ciencias Biológicas con una tesis sobre paleontología de elefantes. Dada su amplia formación, sus contribuciones no se limitan solo al campo de la Paleontología en general, sino también a las de la Arqueología prehistórica, Geología del Cuaternario y Paleontología humana.
Entre 1961 y 1963 codirige el equipo de excavación junto a Clark F. Howell en los yacimientos del Pleistoceno Medio de Torralba y Ambrona en Soria. En 1963 comienza a excavar en el yacimiento de las Gándaras de Budiño donde aplica la moderna metodología de excavación aprendida en Torralba y Ambrona.
Emiliano Aguirre fue director del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid
CONSEJERÍA DE CULTURA Y TURISMO
En 1966, ya doctor, consigue una plaza de profesor adjunto en Paleontología en la Universidad Complutense de Madrid. Posteriormente, en 1968, viaja a Sudáfrica, Tanzania (olduvai Gorge) y Kenia. En África colabora con los más importantes paleoantropólogos de la época como Raymond Dart, Philip Tobias o Louis y Mary Leakey. También trabajó durante años en las terrazas del Manzanares de Madrid dedicándose especialmente al estudio de los proboscídeos (Elefantes) fósiles.
Es autor del libro “La Evolución” en 1966, junto con los paleontólogos Miguel Crusafont y Bermudo Meléndez, en el que despliega un ferviente alegato de la Teoría de la Evolución.
Fue director del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid y su trayectoria ha estado ineludiblemente unida a la de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, cuyas excavaciones dirigió entre 1976 y la fecha de su jubilación en 1991. Él fue quien creyó en las posibilidades de este enclave, declarado en 2000 como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Así mismo, impulsó la creación de un equipo interdisciplinar español que, desde entonces ha colocado los estudios sobre estos yacimientos singulares en la élite mundial y que recibió por ello, en 1997, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica Técnica.
Pero el gran Emiliano fue, sobre todo, un maestro de varias generaciones de geólogos, biólogos y arqueólogos que hoy en día se encuentran a la punta de la investigación en Europa. Su influencia como creador de vocaciones científicas es ampliamente reconocida.