Durante el acto, celebrado en la Capilla de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá, su Majestad el Rey estuvo acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares; el alcalde de Alcalá, Javier Rodriguez; el encargado de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en España, Conrad Triblle; y el rector de la Universidad de Alcalá, José Vicente Saz, entre otras personalidades.
Entregan una escultura en honor a la "perseverancia", una virtud muy importante a lo largo de la vida
Uno de los grandes ejemplos de diplomacia
Tras entregar el galardón a Javier Solana, Su Majestad el Rey pronunció unas palabras en las que destacó del programa Fulbright, que es “uno de los ejemplos de diplomacia pública más potentes que existen en la actualidad; y es también uno de los más longevos. Son muchas las razones que explican su éxito, pero quiero apuntar brevemente en tres factores que acompañan al programa desde su nacimiento en 1946, y que han favorecido y potencian su crecimiento”.
Así, el primer factor de éxito de este programa “es su carácter binacional. El programa está implantado en más de 150 países y tiene la peculiaridad de que en más de 50 de ellos, se gestiona y financia de forma bilateral entre los EE.UU. y el país anfitrión. Sus objetivos y estrategias se definen, pues, mediante el consenso entre los países que buscan el interés mutuo en el medio y largo plazo. Ello ha contribuido, sin duda, a la fortaleza y estabilidad del programa en sus 75 años de existencia”.
El éxito de Fulbright
En segundo lugar, esta iniciativa persigue un objetivo, "evitar los conflictos entre naciones a través del entendimiento cultural mutuo. En este sentido, el progreso académico o científico de los becarios Fulbright es un componente añadido a la verdadera razón esencial de su la beca, que es el conocimiento de la sociedad en la que desarrollan sus proyectos. Este elemento diferencial, que se tiene muy presente en los competitivos procesos de selección, hace de los becarios Fulbright auténticos embajadores de sus países”.
El tercer factor de éxito que guarda este programa “es el que representan los propios ‘Fulbrighters’, becarios quienes, a través de sus trayectorias personales y profesionales, contribuyen a incrementar el valor del programa. Son personas que, con un excelente nivel académico, ponen toda su voluntad para aprender de la ciencia, las costumbres y la cultura de otros países. Personas que, como antes comentaba, incorporan el componente del entendimiento cultural, que es esencial para superar obstáculos y desafíos para construir un mundo mejor”.