Todos los alcalaínos llevamos con orgullo lo de ser la única ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Comunidad de Madrid, estamos encantados de enseñar nuestro casco histórico a todo amigo o familiar que viene a visitarnos y no hay nada que nos guste más que pasear calle Mayor para arriba, calle Mayor para abajo, sobre las huellas de antiguos estudiantes. Y si hay vecinos especialmente orgullosos de nuestra ciudad, estos son los que viven en el Casco Histórico, aunque esto les cueste, cada vez más, noches sin dormir y días sin poder moverse de casa.
El centro, un parque temático
Ellos, los vecinos del centro, se vienen quejando desde hace años de que les quitasen plazas de aparcamiento sin dar alternativas, de la peatonalización, de que se convirtiese el casco histórico en un “parque temático”, sin comercios, sin servicios, solo con tiendas de souvenirs y de restauración. Pero este verano, algunos de ellos se han asociado y han alzado la voz, haciendo pública una carta en la que aseguraban que “vivir en el centro es vivir sin derechos” y desde SoydeAlcalá.com nos pusimos en contacto con ellos para que nos lo contasen de viva voz. En principio, agradecieron nuestra propuesta y nos fijaron un día y una hora para hacer la entrevista, pero menos de 24 horas antes se echaron para atrás y tuvimos que anular la conexión. Aún así, somos conscientes de que hay un problema, para los vecinos asociados que no han querido hablar y para todos los demás habitantes del centro que llevan años soportando el atiborrado calendario de eventos que se suceden en el casco histórico y sus aledaños.
Un calendario que en nuestra ciudad es muy completo, especialmente de abril a noviembre. Con muchos fines de semana en los que se agolpan los eventos, los vecinos del centro han vivido días como el pasado 9 de septiembre, con cuatro celebraciones simultáneas. Festivales como Alcalá Suena o Gigante dejan sin dormir a estos vecinos hasta altas horas de la mañana y celebraciones como la Semana Cervantina o la carrera 10K de Alcalá los bloquean en sus domicilios sin poder moverse ni en coche ni, en ocasiones, andando.
Cualquier fecha señalada es susceptible de utilizarla para hacer una celebración y esta se programa siempre en el centro, ya sea la plaza de Cervantes, la Calle Libreros, la Calle Mayor o la Huerta del Obispo, o todas ellas a la vez.
Un fin de semana sí y otro también tenemos que soportar ruidos que hacen imposible el uso residencial del centro
¿Por qué todo se celebra en el centro?
Los vecinos, de manera individual y anónima hablan de que su barrio se está convirtiendo en un “parque temático” y se preguntan por qué la gran cantidad de eventos organizados desde el ayuntamiento no se reparte a otras zonas de la ciudad.
Se unen los altos decibelios de conciertos y charangas a los problemas para salir o volver a sus casas, ya sea en coche o a pie y a la suciedad que, aunque se limpie con más frecuencia que otras zonas de la ciudad, se genera de manera especial cuando la concentración de personas es tan grande como lo es en todas estas celebraciones.
Incumplimiento leyes
José, vecino del centro desde hace 50 años explica que “se está incumpliendo no solo la Ley de Ruido de la Comunidad de Madrid, sino la propia ordenanza municipal”, y es que “un fin de semana sí y otro también tenemos que soportar ruidos que hacen imposible el uso residencial del centro”. Esta legislación señala que “queda prohibida la instalación de altavoces o de aparatos de reproducción sonora en el exterior de los locales”, en el caso de la Ley de la Comunidad de Madrid y en el caso de la ordenanza municipal “la producción de ruidos en la vía pública (...) deberá ser mantenida dentro de los límites que exige la convivencia ciudadana”.
Unas normativas que no se cumplen, ni por la programación ni por el seguimiento o las mediciones de estos ruidos. Una situación que los vecinos del centro empiezan a no poder soportar. Juan señala que "mis vecinos venden su casa porque no lo aguantan más, se van a comprar un chalé en El Viso por más de 400.000 euros". Con esta situación, puede que el centro de nuestra ciudad esté abocado a convertirse en un mero escenario.