Dedicarse a la política es, sin duda, un negocio rentable, y más si se ejerce desde una ciudad como la nuestra, donde los favores y los silencios se compran a base de talonario (municipal, claro... Bueno, tuyo).
Los 72.000 euros que consiguieron los portavoces de Ciudadanos, PP y VOX en plena pandemia parecen no ser suficientes para la líder del Partido Popular, Judith Piquet, que, gracias a su nombramiento como diputada en la Asamblea de Madrid, va a poder complementar este sueldito con otros 1.246,27 € euros mensuales (en 14 pagas), como indemnización por renunciar a la retribución regional por dedicación exclusiva (3.573,53€ mensuales).
Renuncia Imposible
Renunciar a la indemnización de la Asamblea de Madrid por incompatibilidad con otro cargo público con exclusividad es imposible. Es la herencia de una democracia madura, en la que nuestros dirigentes se han cubierto las espaldas para que ninguno se salga del redil (no vaya a ser que alguno lo vaya a hacer de gratis y quedemos fatal todos lo demás).
Así que los “nuevos” políticos, como la portavoz del PP en el Ayuntamiento de Alcalá, se suben al carro, añanden a sus ya abultados sueldos un “plus” por darse un paseíto a Vallecas una vez a la semana.
Comprar a la oposición
La estrategia fue muy parecida en el Ayuntamiento de nuestra ciudad, con la famosa subida de salarios durante la pandemia. Una táctica que ya se había utilizado en el pasado y que permite al alcalde de turno gobernar sin que nadie le tosa demasiado (como si el dinero fuese suyo). Vamos, que pagando más a la oposición, estos hacen menos oposición (parecido a lo de los medios...)
Suma y sigue
Y en esta situación está la portavoz popular en Alcalá, que cuando se subió 22.000 € anuales decidió que limpiaría su conciencia donando 7.200, y ahora los recupera (y los duplica) gracias a la “ayudita” de la Asamblea regional. Además, ¿tendrá un iPhone, un iPad y un abono transporte para acudir a las sesiones?
Es el momento de que la política cambie, que los dirigentes se pongan el traje de “pueblo llano” no solo cuando salen a la calle y que renuncien a todas las prebendas que han conseguido conchabando, que pongan los pies en el suelo y valoren el trabajo como lo que vale (si trabajan poco, que cobren poco).
Aires nuevos
Pero hay una nueva generación de políticos, de los que saben lo que valen las horas de trabajo en la empresa privada, de los que ponen los pies en el suelo cada día y son conscientes de que, por muchas horas que se dediquen, ejercer una portavocía sin responsabilidad, no vale más que el sueldo de un médico o un catedrático.
Así, tenemos un ejemplo muy parecido al de nuestra portavoz, en una localidad madrileña, de parecida población, Fuenlabrada, donde Noelia Núñez se conforma con su sueldo de 50.000 € -que ya está bien- y renuncia a la irrenunciable indemnización regional, donándosela a dos asociaciones de su ciudad.