“Desde que teníamos dos años sabíamos que nuestra vocación era la docencia”, nos confiesan entre risas. Una predilección que no es casual. Su madre era profesora y ya desde pequeñas practicaban con una pizarra con la que daban clase a sus muñecas. Esa pizarra fue creciendo con ellas y acabó albergando cálculos de trigonometría. Parte de su exitosa carrera profesional se la deben a su abuelo Ángel, al que recuerdan visiblemente emocionadas. “Nos narraba muchas experiencias e historias realmente vividas y otras fábulas que él, como gran narrador, le gustaba explicarnos la historia a nosotras, a través de metáforas”. La influencia de su familia, el talento y la cultura del esfuerzo, han sido claves para convertir a estas alcalaínas adoptivas en profesionales de éxito con un incuestionable compromiso con lo público.
Consideramos a Cervantes como de la familia
La recompensa al esfuerzo
Las innumerables horas de estudio, su dedicación y perseverancia, han dado sus frutos. Estas dos hermanas, residentes de Azuqueca de Henares, son Profesoras de la Universidad a Distancia de Madrid y, recientemente, han sido galardonadas con el Premio Algaba por su ensayo “Ignacio y la Compañía. Del castillo a la misión”, que avalan su trayectoria como escritoras. En el caso de María, es autora de otras prolíficas obras como “Brujas, magos e incrédulos en la España del Siglo de Oro” y, en 2011, ganó el premio de Novela Histórica “Ciudad de Valeria” con su obra “El velo de la promesa”. Una faceta que también comparte con su hermana Laura, autora de libros como “España actual”.
Su buena reputación es merecida. Laura y María además se han alzado como ganadoras del premio Uno de la UAH y del primer premio Nacional de Fin de Carrera, concebido inicialmente solo para uno pero tuvieron que duplicarlo porque ambas tenían la misma nota media (9,94). “Solo estaba presupuestado para un premiado pero tuvieron que duplicarlo, así que, a veces, los políticos también aciertan”, aseguran entre risas.
Multitud de premios que reconocen su labor y que ocupan un lugar importante en ellas. “Creemos que cada uno de esos premios está acompañado de mucho trabajo y mucho esfuerzo y también llegaron a nuestra vida, en un momento muy especial”. Todos y cada uno de ellos dedicados al principal artífice de su éxito: su abuelo.
Alcalá en el corazón
El parecido existente entre ambas se queda prácticamente en lo físico porque “hemos tratado desde pequeñas mantener nuestra independencia psicológica y social” pero ninguna de ellas concibe su desarrollo personal sin Alcalá. De la ciudad guardan un bonito recuerdo, especialmente, de uno de sus rincones más queridos: el colegio de Málaga.
La ciudad complutense les ha dejado huella. Tras su etapa como estudiantes, Laura y María, han vuelto sobre sus pasos para seguir nutriéndose de nuestra ciudad. Hace unas semanas, utilizaron como escenario para el programa de TVE en el que colaboran, “El programa del saber”, la Casa de Cervantes. Un ilustre personaje al que ya “consideramos como de la familia”. Con el autor de El Quijote sienten una empatía muy fuerte difícil de explicar, por eso, cuando grabaron el programa con motivo del IV Centenario de su muerte, se sentían en su casa. “Ese es el lugar que tengo en mi alma alcalaína”.