"Cuando dañas el patrimonio, dañas a todos". Con estas palabras, Mariano Carpintero, miembro de la Asociación de Vecinos El Val, pone sobre la mesa varias cuestiones que afectan a los vecinos, "despistes" del Equipo de Gobierno que llevan denunciando desde hace años.
Dentro de estas quejas vecinales, Carpintero se centra en una, los cables que recorren las paredes de los edificios del casco histórico alcalaíno, y que permanecen al descubierto. Unos elementos disruptivos que, tras las obras de peatonalización y mejora del centro, deberían haber desaparecido. "Cuando se hacen obras como esta, se hablan con las empresas para poder meter ese cableado por tierra, algo a lo que están obligados en todos los sitios", asegura nuestro vecino, y añade que, si se hubiera consultado a los vecinos, los trabajos se habrían llevado a cabo de otra forma.
Además, Carpintero hace memoria para recuperar la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad, un escrito que firmó el propio Ayuntamiento. Dentro del documento hay dos artículos de especial interés y que, a juicio de Carpintero, el consistorio se ha saltado a la torera:
- Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a un desarrollo urbanístico ordenado que asegure una relación armoniosa entre el hábitat, los servicios públicos, los equipamientos, los espacios verdes y las estructuras destinadas a los usos colectivos.
- Las autoridades municipales ejecutan, con la participación de los ciudadanos y ciudadanas, una planificación y una gestión urbanas que logran el equilibrio entre el urbanismo y el medio ambiente.
Así, el vecino complutense denuncia que la participación ciudadana en Alcalá brilla por su ausencia, y pode al Gobierno que, "ya que han firmado esta carta, que la cumplan".