Este sábado, 28 de noviembre, varios vecinos de Alcalá se juntaron en la Plaza de Cervantes, convocados por los colegios concertados de la ciudad, para manifestarse contra la nueva Ley Celaá, aprobada el pasado 19 de este mes, una ley que aseguran se ha aceptado sin un consenso político ni social, y sin contar con la Comunidad Educativa de nuestro país.
Así, los asistentes se fueron desplazando a la Capilla del Oidor, donde colocaron equipos de sonido para que se les escuchara alto y claro a todos los que luchaban por sus derechos. Algunos representantes de los centros educativos leyeron un manifiesto que recogía todo aquello por lo que se manifestaban, “si no existiera la educación concertada pasaríamos de tener las 12 opciones que tenemos ahora mismo, a tener una única opción, la escuela pública, que por definición no tiene ideario, como sí tiene la concertada, y no tener un ideario fijo significa que éste se convertirá en uno único, a merced del Gobierno de turno”.
Estamos aquí para decir que todos cabemos, y todos tenemos derecho a ser tratados de la misma manera
Una profesora de uno de los colegios concertados de Alcalá, la cual no se puede desvelar su identidad, declaró que “estamos aquí para decir que todos cabemos, pública, concertada, educación especial… Y todos tenemos el derecho a ser tratados de la misma manera. Estamos en un país libre en el que podemos expresarnos y nos expresamos de esta manera, desde el respeto y desde el querer que se nos trate igual”. A esto se unió otro docente y padre de familia, que dijo: “es una ley que confronta a la sociedad, y tiene muchos puntos que son injustos, en concreto el que ataca a la educación concertada, porque hay mucha ignorancia entorno a ella, y no es una manera de aprobar una ley tan importante. Creemos que deben hacer una ley de calidad para todos”.
Un clamor de libertad
“No es una lucha entre la pública, que conforma el 70% del sistema educativo, contra la concertada, que constituye solo el 25%, esto es una lucha por la liberta educativa de nosotros, que somos los padres”, continuaba el manifiesto. También afirmaron que los hijos sí son de los padres, que tenían derecho a escoger la educación que mejor se adaptara a sus necesidades, ya fuera la pública, la concertada, la privada, o la especial, pues estas no son excluyentes entre sí, pero sí necesarias para que haya auténtica pluralidad y libertad de elección. Además, reiteraban que era una ley aprobada sin consenso social ni político, y no solo eso, sino que, por primera vez en la historia de la Democracia, no se contaba siquiera con la Comunidad Educativa, “han conseguido los votos del Congreso a base de pagar un alto precio político. ¿Sabéis cuántas firmas llevamos en contra de la Ley Celaá? 1.840.000 firmas”.
Padres, docentes y niños ondeaban las banderas naranjas de “Stop Ley Celaá”, se unían a los aplausos a favor del manifiesto promulgado, un escrito que reflejaba la protesta de aquellos que ven limitados sus derechos, y gritaban, a una sola voz la palabra “Libertad”.