Hoy es entrenador de fútbol. Actualmente sin equipo. Tras su paso por el CD Azuqueca, confiesa soñar con entrenar al Hércules CF. “Mi perfil no encaja en el Alcalá de estos últimos años”, afirma el jugador complutense.
Manuel vivió en los primeros años de su vida en la zona de la Estación y El Chorrillo y la mayor parte de su vida en el polígono Puerta de Madrid. “Cuando era pequeño era una de las zonas más peligrosas y con más delincuentes de Alcalá”, declara Alfaro. A pesar de ello, dice guardar un recuerdo excepcional de su niñez, donde creció jugando al fútbol, al balonmano, al baloncesto y haciendo atletismo. Manolo asegura que tenía “el dinero justo para comer”, pero era feliz, “sin meterme en líos y con muchos amigos” afirma.
En aquel ambiente difícil, Manolo tuvo siempre claro cuál era su camino: el deporte. Apenas salía los fines de semana. Se dedicaba a entrenar y a cuidarse: “fui algunas veces con mis amigos a la zona de bares de La Chopera y se bebían litros y litros de cervezas, mientras que a mí me traían zumos de piña.” Allí nació otra de sus pasiones: “empezamos a escuchar a Rosendo, Barricada, AC/DC y todos esos grupos pioneros del rock”.
Del Instituto al Vicente Calderón
Estudió en los colegios públicos Daoiz y Velarde y Puerta de Alcalá y pasó después a los Institutos Mixtos 3 y 4 hasta terminar COU. Alfaro declara que nunca olvidará las miradas de sorpresa de sus compañeros aquella mañana en la que tuvo que irse corriendo de clase para entrenar con el primer equipo del Atlético de Madrid, “debuté en primera división esa misma semana”, recuerda.
Muy buenos recuerdos de Alcalá
Alfaro rememora con emoción su infancia y su juventud en nuestra ciudad: “Me dieron premios al mejor jugador de balonmano infantil y máximo goleador de futbito varios años seguidos; gané varias competiciones de velocidad y salto de longitud en la ciudad deportiva de El Val; máximo goleador con el juvenil de Alcalá; debuté en 2ªB…”. “Me he pasado la vida en la ciudad deportiva de El Val”, afirma.
Luces y sombras en su relación con la RSD Alcalá
En cambio, su paso por la RSD Alcalá le dejó un sabor agridulce. Por un lado, lleva consigo la imagen de su abuelo celebrando los goles o viendo los entrenamientos, en los que Alfaro “escuchaba con emoción su silbido desde la terraza si se retrasaba (él vivía en la Avenida Virgen del Val, junto a uno de los corners)”; también guarda un recuerdo emocionado de los excompañeros de su etapa juvenil:, que “siguen siendo mis amigos y eso solo se recoge si se siembra”, afirma el futbolista. En cambio, tuerce el gesto y se torna áspero cuando habla de la entidad: “la mayoría de las personas eran capaces de vender a su propia madre por dinero o intentar desacreditar con tal de quedar ellos por encima”, recuerda. Sobre su paso como Director Deportivo del club comenta que fue “NULO”. Alfaro declara que “no se hizo nada que yo propusiese y me pasaron marrones que no tenían que ver conmigo”. A pesar de ello, afirma haber aprendido mucho aquel año.
Es Manolo Alfaro. Todo genio, transparencia y nobleza.