Al alcalde de Alcalá no le quitan el sueño minucias como la suciedad extrema de las calles o que para los alcalaínos suponga una verdadera yincana moverse por la ciudad, ya sea en coche o caminando. Lo que realmente saca a Javier Rodríguez de sus casillas es que el Partido Popular esté en la calle, hablando con los vecinos.
Para el alcalde no merecen aprecio ni declaración los problemas de seguridad y de convivencia en algunas zonas de Alcalá, pero le parece terrible que Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo vengan a iniciar aquí el curso político. Cientos de alcalaínos mostrando su afecto a la presidenta de la Comunidad de Madrid y al presidente del PP sí era un tema con el que ocupar su agenda de comunicación. Entendemos que, tras las últimas elecciones autonómicas, donde la líder del PP de Madrid obtuvo más de 42.000 votos en Alcalá (más que las tres izquierdas juntas), a Javier Rodríguez le parezca una buena estrategia mantener un discurso y una política de confrontación con el Ejecutivo regional, pasando por alto los intereses de los alcalaínos. Quizá le resulte más fácil y cómodo sujetar una pancarta que pactar soluciones.
Esta semana, el regidor complutense ha tenido que pasar otro mal rato. Se preguntarán ustedes si el mal trance se ha debido a su preocupación por aliviar las cargas fiscales a sus administrados, o por reducir los trámites municipales que ahogan durante años a las pequeñas empresas en nuestra ciudad… Siento decirles que lo que le ha trastornado ha sido algo mucho más mundano; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ha cometido la osadía de pasear por el centro de Alcalá, llegando, incluso, a visitar comercios y a hablar con los viandantes. Qué terrible, ni más ni menos que el mismo Martínez Almeida que permitió verter temporalmente en Valdemingómez las basuras de Alcalá hasta que las obras de la planta de Loeches estuviesen terminadas. Basuras que, según reconoció el propio Rodríguez en 2020, se habrían acumulado en las calles de Alcalá cuando el vertedero llegó al final de su vida útil si no llega a ser por la solución que aportó el alcalde de Madrid. Terrible, terrible. Ese Almeida que le salvó los muebles a este alcalde socialista que no fue capaz de aportar ni una sola solución después de 55 meses en el cargo, paseando libremente por Alcalá.
Desde mi más absoluta comprensión por su pesar (pobre Javier Rodríguez, las comparaciones son odiosas), debo insistir en que estas acciones que tanto nos envidia están a su alcance. Tan sólo tiene que bajarse del coche oficial (sí, ese que dijo que no iba a usar porque era un dispendio) y hablar con los alcalaínos. Es posible que así cayera en la cuenta de que sus preocupaciones están muy alejadas de las preocupaciones de los vecinos.
Javier Rodríguez, que lleva ya 15 años pisando moqueta en el Ayuntamiento, afirma que él es el futuro de Alcalá
Sea valiente, alcalde. Pruebe a dejar paso libre por el Centro de la ciudad cuando venga Pedro Sánchez. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Que algún vecino le recuerde aquello de que no podría dormir si pactaba con Podemos, o que no tocaría el delito de sedición para rebajar las penas a los separatistas? ¿Puede que alguno le pregunte por eso de que jamás negociaría con los herederos de ETA? Atrévase, hombre. No tiene por qué celebrar sus actos de forma clandestina, que luego viene su candidato en Madrid, Juan Lobato, y ni siquiera son capaces de llenar la Casa de Socorro. Sí, esa instalación de la que ustedes presumen y cuyo personal sanitario paga la Comunidad de Madrid.
Javier Rodríguez, que lleva ya 15 años pisando moqueta en el Ayuntamiento, afirma que él es el futuro de Alcalá mientras dedica todo su tiempo a hacerle oposición a la oposición. Pasa sus días enfrascado en la tarea de manipular la memoria de los alcalaínos inventando un pasado a su medida, donde todo lo anterior a él fue malo y sus faltas son barridas debajo de la alfombra.
A este alcalde le debemos votar a favor del cierre de la Fundación Número 1, que dejó en la calle a 27 personas con discapacidad en plena pandemia, la primera plana en todos los medios de comunicación por los altercados en las Ferias por segundo año consecutivo, la pérdida de 6 millones de euros para inversiones en Alcalá por no presentar proyectos en tiempo y forma, los vaivenes y mentiras sobre el acceso norte de la estación de tren, el aumento del gasto (1.600 euros diarios) en asesores y personal “de confianza” en su pacto de Ciudadanos junto con la bajada la partida de limpieza un 8% en el último presupuesto... Cuestión de prioridades.
Pero también es el alcalde que no ha construido en siete años ni una sola plaza de aparcamiento subterráneo y que no ha sido capaz de sacar adelante el Plan General para obtener más suelo industrial y generar nuevas oportunidades de empleo en la ciudad.
Alcalá de Henares es una ciudad maravillosa, con un enorme potencial, y merece un gobierno municipal que se ocupe de los intereses y necesidades de todos sus vecinos, voten a quien voten. Por eso se acaba el tiempo para un alcalde que no ha sabido o querido pisar la calle y ponerse a trabajar para Alcalá por estar demasiado centrado en su propio ombligo y el de su partido. En mayo del 23 tendremos la oportunidad de darle un futuro mejor a nuestra ciudad con un nuevo gobierno cuya prioridad serán realmente los alcalaínos.