Aunque para muchos no necesite ninguna presentación, el fotógrafo y vecino de Alcobendas, Javier Arcenillas, ha sido nominado a los World Press Photo gracias a su colección ‘Latidoamérica’. Una serie de fotografías con las que retrata la violencia en América Latina desde el año 2007, cuando le ofrecieron trabajar en el Periódico de Guatemala.
Pero no nos adelantemos, de momento. Javier se inició en el mundo de la imagen gracias a la escuela de cine de Madrid. Después, “entré en una antigua escuela de fotografía de Alcobendas” que le llevó a conocer en qué consistía la fotografía documental. La Gaceta Universitaria, Marca o Diario 16 se convirtieron en sus escuelas donde aprendió cómo se debía hacer fotoperiodismo de manera diaria. Pero entre todas sus experiencias, sin titubear, Javier nos cuenta que “trabajar en Alcobendas es lo más bonito que le ha podido pasar en la vida”.
Fotografiar la rabia, el odio, la ira, la impotencia y el abatimiento son los sentimientos que Javier ha ido buscando para dar constancia de que lo que ocurre es real
“Me siento un privilegiado porque puedo hacer cosas del lugar donde vivo”, sonríe orgulloso de su ciudad y de poder trabajar “en su casa”. Además, gracias a sus colaboraciones con el Ayuntamiento, es uno de los profesores de la Escuela PIC.A de fotografía documental. “El hecho de dar clases es un regalo que intento aprovechar”.
Con tan poco tiempo, nadie se extraña que Javier aproveche sus vacaciones para realizar otros trabajos que “siempre te reportan beneficio personal, aunque no en todas las ocasiones es económico”. De esta manera y gracias, en parte, al trabajo con diferentes ONGs, Javier comenzó a trabajar en el Periódico de Guatemala que le sirvió para poder empezar a componer su colección. Un trabajo que prosiguió en otros países como Honduras, El Salvador, México y Colombia.
Huir de los estereotipos
“Empiezo a realizar una serie de trabajos que tienen que ver con la muerte porque son lugares de mucho sicariato, mucha violencia, un lugar de drogas, tráfico de personas…”, describe Javier explicándonos que con sus fotografías quería huir de ciertos estereotipos del fotoperiodismo en las zonas de conflicto. “Retratar territorios hostiles no era mi idea, simplemente me los encontré”, continúa.
“Las grandes ciudades de Centroamérica se han transformado en los grandes centros de la violencia del mundo”, explica Javier. “En una zona de guerra es más sencillo porque el ‘front line’ sabes donde está. Cuando se trata de un país tan violento como Guatemala, la zona de guerra es toda la ciudad”, añade.
Sobre todo, paciencia
El fotógrafo, quien reconoce haber sido imprudente en muchas ocasiones, admite que ha cometido riesgos ejerciendo su trabajo. Durante una redada a un grupo de narcotraficantes, se encontró haciendo fotos en medio de una balacera entre la policía y los propios narcotraficantes. “Me tuve que tirar al suelo y estar ahí durante casi ocho horas quieto porque si salía era un blanco”. Son este tipo de anécdotas que tienen encanto una vez ha dejado de temblar el suelo detrás de ti.
Ese afán de curiosidad y de querer contar, además de mucha dosis de paciencia, es necesaria para llevar a cabo esta profesión. “Puedes quedarte esperando semanas hasta que ocurre algo que te interese fotografiar. Yo necesito que se establezca una relación ente las personas que salen en la imagen y lo que está sucediendo”.
Fotografiar el dolor
"Cuando tienes todas las respuestas, te cambian las preguntas”, es la primera descripción que nos da sobre ‘Latidoamérica’. Desde un primer momento decidió trabajar en blanco y negro “porque hacerlo en color era demasiado duro para mí. Son situaciones delicadas, de mucho dolor, y tienes que tener cierta empatía con lo que estás contando”. Fotografiar la rabia, el odio, la ira, la impotencia y el abatimiento son los sentimientos que Javier ha ido buscando para dar constancia de que lo que ocurre es real.
Sicarios, Nota Roja, ‘Gansborder’ y Narcoturismo son las cuatro divisiones que conforman ‘Latidoamérica’ y con las que ha conseguido ser uno de los seleccionados en la categoría de Proyecto Largo en el World Press Photo, cuyo ganador se decidirá el 12 de abril. “Yo ya he ganado, el hecho de estar ahí es una victoria”, se alegra el alcobendense que sabe que gracias a la exposición va a poder mostrar al mundo “qué es lo que ocurre en América Latina”. Un reconocido premio que pone punto y final a su trabajo.