Isabel Díaz-Ayuso es un producto de marketing, como el que comercializa una hamburguesa nueva como sana y la da plató, vallas publicitarias y horas de radio, para “vender” el sabor y la textura de la misma como novedosa, pero es la misma hamburguesa de siempre con colesterol y grasa. En la época de las redes sociales vale el envoltorio, no el chocolate que degustes.
Parece un mantra repetido por sectores bolivarianos, masónicos izquierdistas, dirán las huestes Ayusistas. Pero no es un plan establecido en los despachos de los Chicago Boys iberos, de que la sanidad sea un negocio y lo demás beneficencia del Auxilio Social. Dinero rápido, de empresarios instantáneos. Da más esfuerzo, invertir en I+D y en industria, mejor el euro fácil como el de los fondos de inversión.
Y si, la sanidad pública madrileña, es ese pozo de petróleo que Ayuso quiere traspasar a los de siempre para ensanchar sus beneficios.
El desmantelamiento de la Salud pública de Madrid
El centro de urgencias de la Avenida de España que da servicio a Alcobendas y Sanse, aparte de llevar más de dos años con cierre, cuando da la apertura lo hace con un celador y una enfermera. Antes del cierre eran dos médicos o médicas, dos enfermeras y un celador. Con ese personal no te puede dar una aspirina o recetar cualquier otro medicamento. Eso sí, te colocan una tirita o te hacen el test del covid19 por si no quieres pasarte por la farmacia.
Bombo, platillo y cámaras, así es Isabel Díaz-Ayuso, además de una estratega de serie B, que si le plantean una huelga los trabajadores/as, saca un acuerdo de la chistera para no cumplirlo. Esperemos que la otra parte (los sindicatos), se lo exija y no se fie más de quién miente, tras miente.
Al final tras foto para twitter del PP, que el centro de urgencias estaba en marcha, el miércoles cerró. Así se escribe el hoy de la sanidad pública madrileña, con un ataúd, un nicho y una pala. Pero de nosotros y nosotras depende ese “fin” porque como dijo una vez alguien “Solo perdura, lo que un pueblo defiende”.