Alcorcón se ha alzado con el premio internacional “Escoba de Oro 2022”, otorgado por la mejora en el servicio de limpieza, y consolidando así tres años de cambios en la ciudad. La Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente (ATEGRUS®) premia a la empresa pública, ESMASA, por su proyecto de digitalización de la limpieza el viaria, concediendo la Escoba de Oro por primera vez en la historia de la ciudad. El proyecto premiado está permitiendo optimizar el servicio mediante la generación de un mapa de calor por zonas, como método innovador para organizar las rutas de trabajo, la geolocalización de las tareas de limpieza viaria, la disposición de un sistema de información en vivo y la posibilidad de que los cuadros de mando tomen decisiones inteligentes.
Este reconocimiento se suma a la “Escoba de Plata 2020-2021” que el año pasado premió el algoritmo de predicción de llenado de las rutas de recogida de basura de ESMASA, y cuyo sistema de recopilación de datos y de organización de rutas ha servido de base para impulsar esta innovación en la limpieza viaria. La limpieza viaria es uno de los servicios menos tecnificados del sector, por lo que la incorporación de procesos de digitalización y de tecnología a la hora de organizar el servicio y tomar decisiones se torna crucial para aumentar la eficacia de los equipos de trabajo, algo que redunda directamente en el disfrute de las vecinas y vecinos de su ciudad.
Hemos pasado la crisis de las basuras a ser reconocidos por promover la innovación, y de preocuparnos por la liquidación de la empresa pública a aspirar a convertirnos en la Capital del Reciclaje
Tres años de transformaciones: de la crisis a la referencialidad internacional
Este galardón apuntala tres años de transformaciones de la empresa pública, ESMASA, y del servicio de limpieza en Alcorcón. En 2019, la ciudad atravesaba "un problema crónico" en su recogida de residuos, y la compañía pública se encontraba en una situación jurídica "que le abocaba a la disolución, sin varios ejercicios presupuestarios y buena parte de la documentación básica sin inscribir en el registro mercantil. Tampoco se cumplía la normativa de puntos limpios y varios servicios se estaban prestando fuera de regla".
En aquel momento, el recién nombrado teniente de alcalde y Presidente de la empresa pública, ESMASA, lanzó una carta abierta a los vecinos, donde reflexionaba sobre que para superar esas situación haría falta “paciencia, civismo y cooperación”. En aquella correspondencia planteó que había cambios que eran de carácter estructural, pero que "con la valentía para acometerlos y el diseño de un nuevo compromiso cívico alrededor de la limpieza, los resultados llegarían".
En poco más de medio año, "la reestructuración interna normalizó la prestación cotidiana de los servicios, se puso en regla la situación jurídica de la empresa pública, se restableció el servicio de puntos limpios y se convocaron los primeros premios ESMASA a la innovación". Al año, la recogida se había normalizado completamente, se lanzó el Plan de limpieza “Barrio a Barrio”, se creó el sistema de puntos limpios móviles para llegar a 14 localizaciones en los barrios y la empresa pública tuvo que abordar las tareas de limpieza y desinfección de una crisis inesperada como el Coronavirus.
Durante este periodo se puso en marcha la primera municipalización de servicios en diferentes etapas, organizando aquellos que se prestaban bajo el régimen de encomiendas y recuperando la gestión de la limpieza de interiores de los edificios municipales. A este proceso se le sumarían nuevos servicios, siendo la más novedosa y notable la del alumbrado público, que en 2021 pasaba a ser gestionado directamente por ESMASA y cuyo a cambio a LED ya está iluminando los barrios.
También se dieron avances importantes en materia interna, como el primer Plan de Igualdad entre mujeres y hombres de la compañía pública, o en materia externa, con múltiples acuerdos de cooperación con Universidades e institutos de investigación para la búsqueda de soluciones inteligentes a los problemas de la ciudad. El reconocimiento a estos y otros tantos avances sería, precisamente, el Premio Internacional “Escoba de Plata 2020-2021”, que Alcorcón ganaba por primera vez en su historia gracias a un algoritmo que predecía el llenado de los contenedores, diseñado por los propios trabajadores de la compañía pública.
Un impulso que redoblaría el esfuerzo por acercar el reciclaje a pie de barrio. Para ello, se sumaron 21 mini-puntos limpios, ampliando este servicio hasta 37 localizaciones, se desarrollaron diferentes proyectos de tratamiento del residuo orgánico, que hoy se han traducido en los primeros contenedores marrones y en las primeras nueve composteras comunitarias, y se llevó el reciclaje a los colegios mediante iniciativas como “El Rincón del Reciclaje” y el taller de impresión 3D con materiales reciclados “Mensaje en una botella”. El premio Internacional “Escoba de Oro 2022” consolida estas transformaciones y apunta a grandes objetivos.
En el horizonte, la ambición de convertir Alcorcón en la Capital del Reciclaje, para liderar la transición ecológica en el sur de Madrid. Con el objetivo de lograrlo, en los próximos meses se espera que el cambio en el sistema de recogida hacia la carga bilateral, la implementación progresiva del quinto contenedor y las mejoras en la recogida del cartón comercial contribuyan a que la ciudad pueda cumplir esta misión colectiva.