Mil amaneceres es una obra maestra del monólogo o, mejor dicho, del género bululú, en el que un actor da vida a varios personajes. José Luis Alonso de Santos culmina su extensa obra iniciada con ¡Viva el duque, nuestro dueño!, escrita en 1975. Cuarenta años en un gran autor, con trayectoria infatigable y reconocida, conducen a la experiencia, rigor y recursos sólo al alcance de algunos dramaturgos que los lleva a ser considerados clásicos en vida: este es el caso.
José Luis Alonso de Santos, Premio Max de Honor 2022, es uno de los más importantes autores españoles contemporáneos vivos. Sus más de sesenta obras, algunas de ellas estrenadas por todo el mundo, han recibido importantes premios, como el Tirso de Molina, el Premio Nacional de Teatro, el Rojas Zorrilla. Mil amaneceres ganó el Premio de la Crítica de Castilla y León en 2020. Sus textos más conocidos son Pares y Nines, Trampa para pájaros, El álbum familiar, Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas o Salvajes. Estas tres últimas han sido llevadas al cine. Ha dirigido más de cuarenta espectáculos teatrales de autores como Brecht, Valle Inclán, Shakespeare, Aristófanes, Plauto, Calderón de la Barca, así como varios de sus propios textos.
El autor ya ha escrito más de sesenta obras, algunas estrenadas internacionalmente
Mil amaneceres es una obra en la que todo está en el sitio adecuado y en el momento preciso, en la que el lector está deseando que se le cuente una historia y otra y otra… y en la que, al final, quiere aún más historias, más detalles y más… más… Está escrita con una agilidad y contenido pocas veces vistos. Mil amaneceres es más de lo que se ve o se lee. Es una inyección que anima a la gente a superar las dificultades de la vida, con profundas e interesantes reflexiones sobre lo que es el teatro, las profesiones a él vinculadas y sus relaciones con la sociedad y el poder…
Mil amaneceres se desarrolla en la Castilla de las Españas del siglo XVII. El joven Benjamín, autor reconocido y altamente valorado, acude a rendir homenaje a quien ha sido su compañero, maestro y amigo: Antón Toledo, al que conoció en galeras siendo un adolescente durante los mil días de condena. Con él, siguió la aventura de la vida durante muchos años hasta que sus caminos se separaron. Ante el féretro de Antón, Benjamín se enfrenta al recuerdo explicando y comentando hechos, anécdotas, lances y sucesos lejanos en el tiempo, pero muy presentes en su mente. En su revivir descubre que las reflexiones y la actitud de Antón ante la vida, ahora ya sólo en su recuerdo, son las mejores armas para afrontar el día a día. Por duras y difíciles que sean las circunstancias que nos rodean, no hay que darse por vencidos. “Hay que remar siempre hacia delante por duro y cruel que sea el banco de galeote en el que estemos sentados”.