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ARGANDA | Tribuna abierta de Clotilde Cuéllar, concejal no adscrita en Ayto. Arganda

¿Distraer o centrar la atención en los problemas estructurales?

¿Distraer o centrar la atención en los problemas estructurales?

Clotilde Cuéllar.

Imagen: Clotilde Cuéllar.

 

 

Todavía no nos hemos librado de las preocupaciones por las inundaciones, Filomena, la COVID, las pocas lluvias, los ERTES… y ya aparecen nuevas en nuestro día a día: la geopolítica que mata, la factura energética que empobrece y el desabastecimiento que tanto atemoriza a las ciudades. Con la inflación disparada, ¡qué poco va a cundir la subida del salario mínimo!

 

 

El PP dice que no ve pobreza en la Comunidad de Madrid. Ni pobreza, ni cambio climático, ni trabajo precario, ni crisis energética… Tampoco verá que esta Comunidad apenas genera el 3,3% de lo que consume. Hemos llegado a un punto en que la política utiliza y ha utilizado sin rubor el negacionismo para “no tener que cambiar nada”. Así de mediocre es el club que está tomando decisiones y no sólo en nuestra autonomía, también desde otras Administraciones Públicas.

 

 

La fiesta del petróleo se acabó. También se ha llegado al pico del gas, que es lo que está detrás de la subida de la luz. La ciencia avisó del colapso energético hace varias décadas. Igual que avisó del cambio climático, pero se optó por otra estrategia muy unida al negacionismo: retardar las decisiones. Y como ejemplo, Arganda del Rey con el turnismo bipartidista que arrastra un Plan General de Ordenación Urbana del siglo pasado, que ha dejado a la población lastrada por la deuda, que renueva los mismos modelos insostenibles para servicios esenciales como la basura, o que vota NO a una Estrategia Alimentaria Local … con la que está cayendo. Aún peor, ceden 53 m2 de terreno agrícola -que es de la vecindad- a su consentida de la basura que, al final de los 25 años de carísimo contrato, ni siquiera sabe cuántas toneladas ha recogido de manera separada.

 

 

Cada vez más lejos de la ciudadanía a la que dicen representar. Lógico si consideramos cómo se financian esos partidos y que en los pueblos y ciudades lo que tienen son sucursales defendiendo los intereses de sus aparatos, no los de la vecindad. Partidos que han secuestrado la democracia representativa en beneficio de sus sueldos y de los oligopolios que les mandan. El negacionismo y el “retardismo”- lo mismo da- es utilizado por esos partidos para seguir haciendo lo de siempre. ¿Por qué iban a cambiar si nadie les controla, si siguen ganando lo mismo, con crisis o sin ellas? Sueldos, medallas, deuda, peajes, déficits de tarifa, beneficios caídos del cielo…, todo a costa del bolsillo del empobrecido contribuyente y sin preocuparse por el futuro.

 

 

Estos tiempos requieren políticas transformadoras, pero no se acometen. En Arganda, por ejemplo, con la vuelta de carnavales, olimpiadas y fiestas parece que nos quieren transmitir que todo está bien, que podemos volver a lo de antes del virus, de la huelga de transportistas y de la guerra, sin cambiar nada. Cuando la realidad es, como dice el investigador Antonio Turiel, que hemos llegado al “otoño de la civilización”, que “hemos pasado el verano de la historia en el que todo iba cada vez a más y mejor, en el que la abundancia material fue la norma”.

 

 



Volver a lo de antes es un espejismo. En cada sector hay que buscar los problemas estructurales y dedicar todo nuestro tiempo y creatividad a darles la mejor solución para que sea sostenible.

 

 

El PSOE anda ansioso por recuperar la aparente normalidad sin molestarse siquiera en adaptar los eventos a las circunstancias. Por ejemplo, las “olimpiadas” podrían plantearse más hacia dentro, como “jornadas deportivas inclusivas de convivencia entre escolares” que, sin la presión de competiciones o medallas, darían pasos en la integración real de niños, niñas y adolescentes con y sin necesidades especiales. Imaginémoslo. Niñas aprendiendo fútbol. Campos municipales donde el jugador habitual ayude al que no lo es fortaleciendo, desde el deporte, las diferentes capacidades, la diversidad. Monitores y monitoras que puedan estar centrados más en las enseñanzas cooperativas que en ganar al cole de fuera. Padres y madres “disfrutando del disfrute” de sus hijos e hijas en instalaciones a las que no suelen acudir mientras los marcadores permanecen apagados -como sus móviles-, porque aquí no se trata de ganar sino de pasárselo bien y de ser conscientes -mientras les miramos- de que algo más debemos hacer para que tengan un futuro.

 

 

Y en ese formato también cabe, claro que sí, desplazarse a otras localidades vecinas, para conocer nuestra bio-región o comarca. O que ellos y ellas vengan a Arganda del Rey. Pero con el mismo fin: cohesionar nuestra sociedad desde el deporte y desde la niñez. Lo que ahorremos en ornato, invirtámoslo en intercambio educativo y en reflexión sobre el futuro de nuestra tierra.

 

 

Pues esa transformación asequible que propongo para el deporte, puede extenderse a más ámbitos. Volver a lo de antes es un espejismo. En cada sector hay que buscar los problemas estructurales y dedicar todo nuestro tiempo y creatividad a darles la mejor solución para que sea sostenible. En esa búsqueda no cabe la nostalgia, tampoco distraer, ni distraerse.

 

 


 

 

Humildad para cambiar, cercanía para reorganizar prioridades, números para calcular bien los riesgos de lo nuevo que se debe emprender y valentía para tomar decisiones con cronograma en la mano. Decisiones que no estén supeditadas a lo que dé votos cada 4 años. Decisiones que puedan llevarse a efecto esté quien esté porque se hayan trabajado a pie de calle.

 

 

En coherencia con este pensamiento de política constructiva para los grandes problemas que tiene Arganda del Rey y la sociedad actual, en el mes de abril defiendo una moción sobre energía. Los medios de distracción nos quieren meter en el paradigma que manejan las pocas entidades privadas que hoy la controlan. Que no nos den ellos las opciones. La energía es un recurso indispensable para el sustento y la reproducción humana que debe articularse con una base participativa y democrática. El agotamiento de los recursos implica un cambio en el modo de vida y la implantación de políticas de decrecimiento, porque la realidad es que ya hemos topado con los límites biofísicos del planeta. Reflexionemos sobre todo esto para actuar, ya.

 

 

Clotilde Cuéllar

Concejala no adscrita de Arganda del Rey.

 

 

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