La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a un pederasta de 31 años por 686 años de prisión. El motivo ha sido embaucar a casi 100 menores, 98 para ser más exactos, a través de WhatsApp para mantener relaciones sexuales con él a cambio de regalos y dinero.
Un medio de comunicación que ha tenido acceso a la sentencia en la que se condena a José Ángel S.R destaca que es el autor responsable de 7 delitos continuados de abuso a menores de 16 años con penetración anal o bucal; 5 delitos de abusos sexuales a menores de 16 años con penetración por vía anal o bucal y también dos delitos continuados de abuso sexual a menores de 16.
No solo se le ha condenado por estos delitos, sino también por oro delito de abuso sexual a una menor de 16 años, 98 delitos de captación y utilización de menor de edad con fines pornográficos, 74 delitos de difusión de material pornográfico a menores, 25 delitos de exhibicionismo, 13 delitos de corrupción de menores de 16 años y, finalmente, otro delito de tenencia de pornografía infantil.
La Sala le absuelve de 59 delitos de ciberacoso, 3 de abusos sexuales y dos de corrupción a menores. En principio, la pena solicitada ascendía a los 1.324 años
A pesar de que la pena solicitada en un principio ascendía a los 1.324 años, la Sala le ha absuelto de 59 delitos de ciberacoso, 3 delitos de abusos sexuales y otros dos de corrupción a menores.
El varón nacido en 1991 no contaba con antecedentes penales y cometió los hechos entre el 9 de noviembre del año 2015 y el 3 de septiembre de 2018. El procedimiento que utilizaba normalmente era el de hacerse pasar por una chica menor de edad llamada L. para, posteriormente, acabar manteniendo conversaciones libidinosas. Enviaba fotos y vídeos de menores desnudas y pedía este mismo material a las menores con las que se comunicaba.
Algunas jóvenes cedieron a mantener encuentros físicos con él donde se mantuvieron relaciones sexuales. Se apunta que en estas situaciones fueron masturbaciones mutuas, felaciones e incluso algunos casos penetraciones anales con el dedo o pene a la menor. Se les ofrecía dinero o regalos como compensación. Además, a veces, se presentaba en redes sociales también como un joven de 16 años que proponía quedar para mantener un encuentro sexual. También se presentaba como un mayor de edad para concertar encuentros sexuales.