Cuando se cumple el aniversario de la declaración del estado de alarma a causa del impacto de la Covid-19, Cáritas Española rinde cuentas de cuál ha sido su respuesta en los últimos doce meses a los graves efectos sociales de la pandemia. En la rueda de prensa en la que han intervenido el presidente y la secretaria general de Cáritas, Manuel Bretón y Natalia Peiro, junto al coordinador del Equipo de Estudios, Raúl Flores, se ha presentado el informe “Un año acumulando crisis” con datos detallados sobre las acciones desarrolladas desde marzo de 2020 por el conjunto de las 70 Cáritas Diocesanas del país.
El informe recoge los hitos de la actividad llevada a cabo para auxiliar a las personas en situación más vulnerable, poniendo especialmente el foco en el apoyo a las familias que han perdido sus medios de vida, mayores solos y personas sin hogar. Los datos no sólo se refieren al trabajo dentro de nuestras fronteras, sino también a la labor de cooperación internacional que desarrolla Cáritas Española en los países más golpeados por esta emergencia global, que esta afectando de manera dramática a las personas migrantes y refugiadas en lugares como el Este de Europa, en los países que limitan con Venezuela (Ecuador, Perú y Brasil, especialmente) o en los grandes campos de refugiados de Bangladesh como Cox Bazaar.
Los desafíos a los que Cáritas ha tenido que hacer frente en los últimos doce meses se han centrado en mantener el apoyo a las familias con las que ya se estaba trabajando, y cuya situación se ha agravado con esta crisis; acompañar y atender a las familias han acudido por primera vez a causa de la precariedad sobrevenida ante esta realidad, y por último adaptar la acción de voluntarios y contratados a la nueva situación impuesta por el distanciamiento social.
Solo en los primeros meses de la pandemia las demandas de ayuda que recibieron en toda España se incrementó un 57%
Asimismo la secretaria general indicó que “Cáritas tuvo que reinventar sus itinerarios de acompañamiento a causa de la pandemia. Muchas actividades, al menos en la primera fase, fueron necesariamente suspendidas o aplazadas, como las acciones presenciales de formación, las visitas domiciliarias, o los trabajos y dinámicas con grupos. En algunos recursos donde la presencia física era estrictamente necesaria, las mayores dificultades vinieron por la ausencia de equipos de protección y por la falta de personal”. Una falta de personal en parte ocasionada por la necesidad de proteger a los voluntarios, ya que el 59% son personas mayores de 65 años, es decir un colectivo de riesgo. Sin embargo, esta necesidad acuciante ha sido paliada con la incorporación de más de 6.000 nuevos voluntarios.
Por otro lado, debido a las exigencias de la pandemia los procedimientos para la atención y el acompañamiento se han transformado totalmente iniciando un rápido proceso de digitalización. “Hemos activado un acompañamiento 2.0 basado en la multiplicación de la escucha telefónica y el uso de aplicaciones digitales de conexión, el apoyo escolar o las clases de español telemáticas, el recurso a transferencias económicas para sustituir las ayudas en especie o la recepción on line de documentación” señala Peiro.
Explosión de solidaridad
Desde Caritas Española aseguran que si está siendo posible dar respuesta en esta situación de emergencia social es gracias la explosión de solidaridad que la sociedad española que se mostró de manera muy intensa desde el lanzamiento, el 14 de marzo de 2020, de la campaña “Cáritas ante el Coronavirus”. Esta corriente de solidaridad se ha traducido para el conjunto las 70 Cáritas Diocesanas de toda España en el apoyo de 70.666 donantes, cuyas aportaciones han sumado 65 millones de euros. De estos fondos, 34,5 millones de euros provienen de 67.094 donantes particulares y 30,3 millones de un total 3.572 empresas e instituciones. Asimismo, de los 65 millones de recaudación, 6,5 millones han sido donaciones en especie.
La mayor parte de estos fondos, 41.163.068 euros se destinaron a ayudas directas, para asegurar el acceso a las necesidades básicas como la alimentación, la higiene, los gastos de vivienda o de suministros. Por otro lado 991.963 euros se emplearon en la compra de material sanitario y de protección, tanto para las familias atendidas como para el personal y los centros y dispositivos de atención directa. Más de tres millones de euros se dirigieron a apoyo a la infancia y la educación, ya que además de las demandas materiales básicas han surgido otras derivadas de la gestión a distancia del curso escolar, como son la necesidad de equipos y acceso a internet, que han puesto de relieve la repercusión de la brecha digital. Por último más de dos millones de euros se destinaron a los 65 proyectos, de acción internacional de Cáritas Española que ha sido respaldados con fondos aportados por más de la mitad de las Cáritas Diocesanas de nuestro país.
Mucho por hacer
El presidente de Caritas Española Manuel Bretón trasmitió su agradecimiento a los donantes, voluntarios, trabajadores y “al conjunto de la sociedad que, en momentos de tanta zozobra, de tensión e incertidumbre ha acudido a paliar el dolor de los que más sufrían confiando en el trabajo de Cáritas”, sin embargo ha señalado que "Esto, no ha llegado a su fin, ya que las consecuencias económicas van a dejarse notar durante mucho tiempo, especialmente entre las personas más débiles y en situación más precaria".
En este sentido Raúl Flores, coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas, ha apunta que esta emergencia social y sanitaria “está teniendo un grave impacto sobre ese 18,4% de la población en España (8,5 millones de personas) que, según datos del VIII Informe FOESSA (2019) se encontraba en situación de exclusión social. Y de ellos, más de 4 millones de personas estaban en situación de exclusión social severa”. Una cifra que previsiblemente aumentará en una situación que el informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas Española describe como una acumulación de crisis (sanitaria, económica, laboral, social, educativa, digital, de relaciones...)