La Unión Europea es uno de los mayores aciertos que han tenido los países que la conforman, pero el reto es que realmente funcione. El concepto de esta asociación económica y política es extraordinario. Hasta ahora, hemos hecho una integración muy potente a nivel cultural y legislativo, pero nos queda la armonización fiscal para que todos los europeos paguemos los mismos impuestos. La percepción que tienen los ciudadanos de la UE es positiva, pero me da la sensación de que es un elefante demasiado grande e inmóvil en sus procesos, tal y como ha demostrado con la regulación de la Inteligencia Artificial.

Voy más allá, creo que el verdadero problema es que no nos llegamos a creer que somos europeos...Alemanes, franceses, polacos o españoles vamos a lo nuestro y seguimos en una especie de disputa de identidad, mientras que nos avasalla la tecnología, la innovación y el desarrollo. La UE necesita un impulso potente y celebro que la Comunidad de Madrid incluya en su oferta educativa una asignatura de la Unión Europea y que llegue, en total, a 113 institutos de la región. Puede que estemos en el camino correcto si empezamos a educar a nuestros jóvenes en la necesidad de que esa integración entre países exista. 

Hemos conseguido una cosa muy potente, ahora es el momento de cuidarla. Tenemos que velar para que la institución de la Unión Europea funcione y sus funcionarios se lo tomen en serio. Potenciemos nuestro espíritu libre y nuestra capacidad de soñar, inventar, desarrollar y volar.

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