En estas fechas en las que los excesos cobran un papel protagonista en nuestra dieta, la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad ofrece algunas pautas para equilibrar nuestra alimentación durante la Navidad, con el objetivo de disfrutar de unas celebraciones seguras y saludables. En primer lugar, se aconseja planificar con antelación, calcular el número de comensales y prever un menú que se pueda manejar, con el fin de evitar el riesgo de intoxicación alimentaria provocado por el hecho de que las cocinas domésticas no están concebidas para elaborar grandes cantidades de comida ni para refrigerar los abundantes productos que se elaboran, entre otros factores.
A la hora de preparar la mesa, se recomienda servir paulatinamente aquellos platos que no requieran conservación en frío, tales como panes o quesos curados, y cubrirlos para evitar contaminaciones. La comida que aportan los invitados debe trasladarse en bolsas térmicas o neveras, salvo las que no precisen refrigeración, como pastas, bizcochos o conservas. Por otro lado, no podemos olvidar mantener las precauciones habituales en el manipulado de los comestibles, entre las que figuran lavarse las manos, no compartir utensilios para las viandas cocinadas y no dejar más de dos horas a temperatura ambiente las recetas ya elaboradas. El resto de los platos se deben meter en el frigorífico o congelar inmediatamente.
En Navidad, no olvides practicar ejercicio físico
Sanidad sugiere también reequilibrar la dieta en los días posteriores a las grandes celebraciones, planificando comidas más ligeras, incluyendo verduras, alimentos depurativos y menús menos calóricos, recurriendo a platos típicos como la lombarda y preparaciones al horno. Los expertos en nutrición recuerdan que a la hora de elegir el postre es mejor decantarse por fruta de temporada o lácteos desnatados, preferentemente sin azúcar, como yogur o quesos frescos.
En cuanto a las bebidas, hay que hidratarse adecuadamente, tomar agua mejor que refrescos, e infusiones o caldos sin demasiada grasa, y tratar de sustituir el consumo de alcohol por bebidas saludables, o, al menos, moderarlo o reducir su consumo. Por último, se debe procurar mantener la rutina respecto a la actividad física, que de manera regular es beneficiosa para nuestra salud. El ejercicio mejora nuestra fuerza muscular y flexibilidad, favorece la conciliación del sueño y disminuye la ansiedad.