Apple vuelve a hacerlo, la propia compañía se encarga, generación tras generación de ser la responsable de tumbar sus sistemas operativos. No porque los mejoren, que también, sino por sus actualizaciones, que provocan problemas y deterioro en sistemas anteriores al último. La OCU y las organizaciones Euroconsumers alertan de los problemas de esta actualización y la obsolescencia programada.
Se ha detectado un problema similar al que sucedió con las actualizaciones de iOS en los iPhone6. Parece que las actualizaciones de 14.5, 14.5.1 14.6 en los modelos de iPhone de las series 8, XS, 11 y 12 han afectado al rendimiento de los dispositivos.
De acuerdo a informes publicados sobre los aparatos, estas actualizaciones habrían dañado significativamente los teléfonos de los consumidores, provocando que su velocidad de procesamiento disminuyera drásticamente y que la batería de estos móviles se agotara más rápido.
Ante esto, la OCU, junto a las demás asociaciones de consumidores del grupo Euroconsumers (Altroconsumo, Deco Proteste y Test-Achats), se ha dirigido directamente a Apple el pasado 9 de julio, pidiendo que explicara los datos que aparecen en esos informes.
Las asociaciones de consumidores han llevado a cabo acciones judiciales
Las asociaciones reclaman al gigante tecnológico la necesidad de que los consumidores disfruten de aparatos de calidad, capaces y duraderos, unos productos a la altura de las expectativas de quienes pagan por ellos cantidades muy elevadas.
La OCU quiere que Apple encuentre la manera de compensar a los usuarios que se han visto afectados. Sin embargo, no suele ser el estilo de Apple este tipo de iniciativas, mientras siga llenando sus bolsillos a costa de los que ceden ante estas artimañas, no verá necesidad de dejar de hacerlo.
El desgaste excesivamente rápido de los iPhone tras estas actualizaciones es un flagrante caso de obsolescencia, injusto para los consumidores y perjudicial para el medio ambiente.
Las prácticas de obsolescencia por parte de Apple no son nada nuevo. La compañía que más caros vende sus productos y más le gusta posicionarse a la vanguardia tecnológica, también es la que suele ser más descarada con estas técnicas.
Las organizaciones de Euroconsumers llevan muchos meses movilizándose contra este abuso y se han presentado demandas colectivas en Bélgica, España, Italia y Portugal, unas acciones judiciales que siguen en marcha.