A lo largo del periodo estival, es común que nuestro vehículo quede parado durante semanas de ausencia, o todo lo contrario, que se le dé más uso en viajes que suponen cientos de kilómetros entre destinos situados a largas distancias. Ahora, tras las vacaciones y la vuelta a la rutina, regresan los desplazamientos diarios al lugar de trabajo y/o centro de estudios. Además, cambia la climatología y comienzan las jornadas de lluvia, con temperaturas más bajas. Por ello, después de los meses de verano resulta más que recomendable llevar el coche al taller para un chequeo y comprobación de aspectos básicos, así como tener en cuenta una serie de cuestiones que nos evitarán más de un susto al volante. Expertos en el sector nos ofrecen un resumen de los puntos que obligatoriamente debemos tener en cuentas antes de volver a conducir a diario:
Las revisiones periódicas y un correcto mantenimiento del vehículo ahorra dinero a largo plazo y reduce el riesgo de accidentes y averías.
- Los limpiaparabrisas deben estar en perfecto estado ante las características lluvias intensas del otoño. Es frecuente que sufran un desgaste por el cual dejan de ser efectivas, motivo por el que hay que asegurarse de que están en perfectas condiciones y de no ser así, proceder a instalar unas nuevas. Del mismo modo, el nivel de líquido limpiaparabrisas (mejor si es del tipo que repele el agua) tiene que ser el correcto, para un uso óptimo ante condiciones climatológicas adversas.
- Es de vital relevancia confirmar que el nivel de aceite es el adecuado. Su cambio, así como el del filtro, es aconsejable en función de los kilómetros realizados desde la última renovación. Conviene consultar a nuestro mecánico de confianza para que realice revisiones periódicamente.
- Resulta esencial corroborar que los niveles de agua, líquido anticongelante y líquido de frenos están entre las medidas establecidas a tal efecto. Puede que sea necesario rellenarlos.
- La presión de los neumáticos se puede adecuar en la mayoría de gasolineras. Si están demasiado desgastados, se tiene que proceder a reemplazarlos por unos nuevos.
- Exploraremos los faros (en ocasiones, tras cierto tiempo, se vuelven opacos) y veremos si todas las luces se encienden y funcionan como es debido, dado que nos enfrentamos a una mayor oscuridad y noches más largas a partir de septiembre.
- A la hora del mantenimiento, optaremos por productos específicos que no dañen el estado del vehículo ni interfieran con la ejecución correcta de cada parte o mecanismo del mismo.
- Los frenos han podido verse afectados tras un uso intensivo durante el verano, por lo que una revisión completa debería pasar, del mismo modo, por saber si están en condiciones de continuar utilizándose o si por el contrario el coche requiere pastillas o discos nuevos.
- La limpieza no es solamente una cuestión estética. El polvo acumulado o el salitre y la arena de la playa podrían llegar a afectar a los elementos del vehículo en los que hayan logrado colarse. Eliminar la suciedad también alarga la vida de muchos componentes.
- La calefacción no podrá ponerse en marcha si su estado no es óptimo. Además de por una razón de confort, de ella depende que los cristales puedan desempañarse y así disponer de una buena visibilidad.
- No podemos olvidar verificar que tenemos rueda de repuesto o kit de reparación de pinchazos, así como elementos de señalización y chaleco reflectante por si se diera el caso de tener que recurrir a ellos en caso de accidente o avería.
- Ante cualquier ruido extraño, acude al taller. Podría ser un indicador de que algo no está desempeñando su función correctamente.