Llegan las vacaciones de verano y con ellas algunos cambios en muchas de nuestras rutinas y hábitos más arraigados, que quedan en standby durante estas fechas, al menos para los más pequeños de la casa.
Tiempo libre de clases, exámenes, actividades extraescolares… y es que, aunque la rutina pueda ayudarnos a mantener una organización, crear un rol y definir parte de nuestra identidad, de vez en cuando unos días de descanso pueden aportar muchos beneficios.
Para aprovecharlos al máximo, debemos elegir bien en qué invertir ese tiempo ‘extra’ del que no solemos disponer durante el resto del año. Como bien dice el dicho… el tiempo es oro, e incluso mucho más que eso. Por ello, solemos utilizarlo en hacer lo que más nos gusta, como descansar, disfrutar de nosotros mismos, de los nuestros, jugar, etc., siendo el juego una de las actividades lúdicas por excelencia, (algo para lo que además, no hay edad).
FORMAS DE JUEGO
Hay muchas formas de jugar, y no por ello son excluyentes, y si sabemos cómo hacerlo, podemos beneficiarnos de todas ellas. Pasar tiempo con uno mismo puede llegar a ser muy gratificante y enseñarnos a valorar ese tiempo para conocernos más, reforzar nuestra autonomía, reflexionar… Mientras que jugar acompañados es tan importante que nos puede ayudar a poner en práctica gran cantidad de habilidades sociales y de comunicación, a potenciar nuestra creatividad y mucho más.
Podemos salir a la calle a jugar al balón, a las cartas, a caminar… y realizar infinidad de actividades en diferentes contextos, como puede ser el patio del recreo o nuestro parque favorito. Pero también puedo hacerlo en casa, donde tenemos una inmensidad de opciones de diversión en solitario, acompañados u online. En la actualidad son ampliamente utilizadas en el ámbito del juego máquinas de videojuegos como la mítica PlayStation, Nintendo Switch, XBOX…
Con las vacaciones de verano llegan algunos cambios en muchas de nuestras rutinas y hábitos más arraigados
BENEFICIOS Y PERJUICIOS
En cuanto a los videojuegos las opciones son muy diversas, y las opiniones al respecto aún más, ya que pueden favorecernos, pero también aportar cosas negativas. Por ello, además de los gustos individuales en el juego, entran como protagonistas los límites marcados en casa, entendidos como normas en el tiempo, franja horaria, días y momentos para disfrutar de este tipo de actividades. Además, podemos considerarlo una manera de reforzar positivamente el esfuerzo y el trabajo bien hecho.
Ser usuario de este tipo de máquinas lúdicas (por supuesto influirán factores como el tiempo de uso) puede ser de gran utilidad, ya que puede contribuir a aumentar nuestra flexibilidad cognitiva y capacidad de reacción, a mejorar nuestra capacidad atencional, perceptual, de memoria, razonamiento, discriminación de objetos, etc. Por lo que jugando puedo entrenarme cognitivamente, además de aprender a manejar emociones como frustración, enfado, miedo, agresividad, empatía… Socialmente, puedo aprender a negociar dinámicas en grupo, colaborar en equipo, comunicarme y relacionarme con otras personas y entender sus emociones; e incluso físicamente potenciar mis habilidades motoras con el movimiento de mis dedos, coordinación… y, por supuesto, sacar mi lado más creativo, incentivar mi toma de decisiones y entretenerme.
No obstante, la parte más negativa puede llevarnos a la adicción hacia dichas tecnologías, a priorizarlas equívocamente por encima de responsabilidades y de otro tipo de juegos que impliquen relacionarme con otras personas, además de poder provocar nerviosismo, irritabilidad, agresividad, etc.
ENTONCES… ¿QUÉ PUEDO HACER?
Sabiendo esto, debemos de tener en cuenta… ¿a quién no le gusta evadirse de vez en cuando y disfrutar? No se trata de evitar radicalmente aquello que pueda tener consecuencias negativas por un mal uso, sobre todo cuando puede aportarme cosas tan positivas. Para eso es de vital importancia conocer y tener en cuenta sus consecuencias, marcar dichos límites, y lo más importante, respetarlos y cumplirlos sin excepción ni excusas. Así le podríamos sacar el máximo partido a su uso, tanto a nivel social como emocional y cognitivo, evitando al máximo sus consecuencias negativas.