"Una comedia para echarse a llorar", "Vulgar comedia de identidades", "Cero likes", son algunos de los titulares que ocupan las páginas digitales a la hora de evaluar García y García, el último largometraje dirigido por Ana Murugarren. A pesar de que sus productores y colaboradores la calificaban como "un canto a la diferencia", o "una comedia muy femenina" y de haber debutado en taquilla en el cuarto puesto durante el día de su estreno (27 de agosto), la película no ha dejado a los espectadores, precisamente, con poco que decir.
Y es que, para la exigencia del público, ni siquiera ha sido en su mayoría suficiente con contar para el reparto con dos de los mejores cómicos del cine español: José Mota y Pepe Viyuela han protagonizado esta historia de alboroto y caos junto a fichajes como Eva Ugarte, Carlos Areces, o Martita de Graná. Todos ellos cumplen la función de hacer relucir el relato. Un relato que, por lo visto, si ha ganado ha sido más por el cómo que por el qué, pues carece de originalidad y de complejidad, y esa característica insustancial es elevada a su máxima potencia y explotada en su esencia.
García y García está compuesta por una trama simple (casi simplona) pero bien contada y llevada al estilo que le corresponde: puntos de giro coherentes con esa incoherencia que parece que pretende transmitir y un ritmo fluido, a veces atropellado por los chistes deficientes del guion. Sin embargo, hay otros momentos que triunfan en su objetivo, concretamente, por su absurdez hiperbolizada. Los estereotipos y el carácter tan marcado de los personajes es otro elemento que favorece la narración, aunque los acontecimientos aporten la sensación de suceder demasiado rápido: un despropósito más que deja de importar entre los enredos bien aprovechados hasta el final.
Si ha ganado ha sido más por el cómo que por el qué
Pese a las malas críticas, García y García alcanza la sexta posición en el listado de recaudación del cine español en todo el año 2021, según el Ministerio de cultura. Un dato que plantea si el verdadero éxito de una obra consiste en ir a verla para comprobar si realmente es tan mala como dicen.