El Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, centro público de la Comunidad de Madrid, ha organizado las VI Jornadas de Psiquiatría Infantil “Intervenir para prevenir”. En ellas se ha destacado que la formación del profesorado puede convertirse en una herramienta clave para detectar problemas de salud mental en niños, especialmente en aquellos que presentan trastornos neurológicos, del neurodesarrollo y discapacidad intelectual.
La incidencia de trastornos de salud mental en la población infanto-juvenil ha experimentado un incremento en todo el mundo tras la pandemia de COVID-19, con un aumento en el número de diagnósticos, una menor edad de inicio y una mayor gravedad. En el caso de los pacientes con trastornos neurológicos graves y trastornos del neurodesarrollo, la formación del profesorado para detectar y abordar eficazmente problemas de salud mental es de suma importancia, debido a las limitaciones de comunicación que suelen tener estos colectivos. Así lo han expresado los expertos reunidos en las VI Jornadas de Psiquiatría Infantil “Intervenir para prevenir”, organizadas por Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, junto a la Fundación AVA.
"Debemos avanzar hacia modelos de abordaje desestigmatizantes que hagan énfasis en la promoción de la salud en estos colectivos, involucrando a las familias en el proceso”, señala Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. En la actualidad, se estima que 47.065 personas menores de 18 años presentan algún tipo de discapacidad intelectual o del desarrollo en España.
La detección precoz y la intervención temprana son fundamentales para un correcto abordaje de las patologías de salud mental.
Programa pionero en el ámbito educativo
Por ello, el Hospital Gregorio Marañón, junto con la Fundación Alicia Koplowitz y la Fundación Nemesio Díez, ha impulsado un programa pionero de prevención de la salud mental infanto-juvenil centrado en el entorno escolar. Esta iniciativa, que incluye cinco grupos formados por un psiquiatra infantil, un psicólogo clínico y una enfermera de salud mental, engloba a 57 centros tras su creación el año pasado. El despliegue de este programa se ha podido llevar a cabo gracias al apoyo y la implicación de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid.
“Contamos con un equipo diferente para los centros de educación especial, ya que las intervenciones requieren más sencillez. Hay que trabajar con mensajes muy específicos y directos orientados a modificar las conductas desadaptativas y reforzar el bienestar emocional del alumnado de forma muy personalizada”, explica Arango.
Entre los objetivos de este programa piloto se encuentra potenciar las capacidades del profesorado para detectar problemas de salud mental en niños y adolescentes con trastornos neurológicos y del neurodesarrollo; o dotar a los alumnos de herramientas de gestión emocional y comunicación a través de intervenciones adaptadas.