El Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid insta al Ministerio de Sanidad a anular la pregunta número 41 planteada el pasado sábado 27 de marzo en el examen MIR 2021:
«41- En un paciente terminal la omisión o la interrupción de tratamientos médicos vitales, para permitir a la persona que fallezca (interrupción de los tratamientos que permiten conservar la vida) se denomina:
1) Eutanasia activa voluntaria.
2) Eutanasia activa involuntaria.
3) Eutanasia pasiva.
4) Suicidio asistido por un médico».
El ICOMEM considera que dicha pregunta no tiene ninguna respuesta correcta, va en contra del esfuerzo realizado por amplios sectores de la medicina para intentar aclarar conceptos relacionados con el final de la vida y que, por lo tanto, debería ser invalidada.
En este sentido, en un paciente en situación terminal, la omisión o interrupción de tratamientos médicos vitales para permitir a la persona que fallezca no se denomina eutanasia activa voluntaria, ni eutanasia activa involuntaria, ni eutanasia pasiva ni suicidio asistido por un médico. La respuesta correcta es adecuación del esfuerzo terapéutico con cuidados paliativos, que constituyen buena práctica médica al final de la vida y proporcionan una muerte digna y que, sin embargo, no aparece como opción para ser elegida por los examinandos y ni si quiera forman parte de la oferta formativa de las facultades de Medicina.
La aceptación del proceso de la muerte, retirando tratamientos que puedan considerarse inútiles o desproporcionados.
La denominación de eutanasia pasiva para referirse a la retirada de tratamiento de soporte vital es obsoleta, equívoca y conceptualmente inadecuada. La adecuación del esfuerzo terapéutico, correcta del punto de vista ético, no se puede considerar eutanasia. En caso contrario, no se entendería que la Asociación Médica Mundial se oponga firmemente a la eutanasia. No se puede llamar eutanasia pasiva a lo que realmente no es eutanasia, sino la aceptación del proceso de la muerte, retirando tratamientos que puedan considerarse inútiles o desproporcionados.
La Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la Eutanasia y el Suicidio con Ayuda Médica adoptada por la 70 Asamblea General de la AMM, (Tiflis, Georgia, Octubre 2019) es meridianamente clara: “La AMM reitera su fuerte compromiso con los principios de la ética médica y con que se debe mantener el máximo respeto por la vida humana. Por lo tanto, la AMM se opone firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica. Para fines de esta declaración, la eutanasia se define como el médico que administra deliberadamente una substancia letal o que realiza una intervención para causar la muerte de un paciente con capacidad de decisión por petición voluntaria de éste. El suicidio con ayuda médica se refiere a los casos en que, por petición voluntaria de un paciente con capacidad de decisión, el médico permite deliberadamente que un paciente ponga fin a su vida al prescribir o proporcionar substancias médicas cuya finalidad es causar la muerte”.
No solo la AMM ha sido taxativa al respecto. Los conceptos y definiciones sobre la atención al final de la vida tienen un exhaustivo recorrido de clarificación por parte de la Organización Médica Colegial (OMC), la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) y la European Association of Palliative Care (EAPC), entre otros organismos comprometidos con el estudio de la bioética al final de la vida. Acabar con la confusión terminológica y el mal uso de estos conceptos ha sido una de sus tareas en los últimos años. La mencionada pregunta, sin embargo, los incorpora de manera equívoca, enredosa y sin opción a una respuesta veraz.
Por lo tanto, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid considera que no deben incluirse en los exámenes conceptos que no se estudian en la carrera de Medicina. Insta al Ministerio de Sanidad a invalidar la pregunta número 41 de las pruebas selectivas 2021 y recomienda a las facultades de Medicina mejorar la formación para hacer un uso más adecuado de la terminología médica.