El pasado 20 de abril la Comunidad de Madrid anunciaba que el nuevo Decreto de Planificación de Establecimientos de Juego en la región ya estaba listo. Tan solo falta su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid para que, tras un mes desde ese momento, se ponga en marcha.
Así, y ante la preocupación vecinal entorno a los problemas con el juego y la ludopatía entre los jóvenes, y los no tan jóvenes, hemos hablado con el responsable de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid, Vicente Pérez.
Lo primero que hemos querido preguntarle es por qué desde la Federación apuntan que se trata de un avance, pero que no solventa el problema que existe ya actualmente entorno al juego. Nos cuenta que la nueva norma contempla que "los nuevos locales de juego que se abran tienen que estar a una distancia mínima de 300 metros respecto a otros locales de juego", también apunta que limita el crecimiento de estos espacios como las dos medidas principales que contempla.
En cuanto a los jóvenes y la cercanía de estas casas de apuestas con colegios y espacios de ocio de la juventud, "trata de evitar la concentración". No obstante, Vicente nos traslada que el problema está en que la norma llega cuando los locales ya están abiertos. Como ejemplo, destaca que en la ciudad de Madrid "tenemos unos 400 locales operando y a esos las medidas no les afectan, sino a los que vayan a abrir" y que hay zonas de la región y, sobre todo, de la ciudad, como son Carabanchel, Puente de Vallecas , Ciudad Lineal o Tetuán. En calles determinadas y sus entornos es donde el asunto se agrava como en Bravo Murillo, Alcalá, General Ricardos...
Lo que se desprende de ello es que "este decreto llega años tarde", ya que "el crecimiento de los locales de juego se dio en 2016/7/8 y subió como una burbuja, creciendo exponencialmente". A pesar de que la pandemia ha supuesto un freno, "las medidas llegan cuando el sector ya está consolidado". A pesar de que el responsable de urbanismo y vivienda de la FRAVM apunta que "son medidas positivas", pero echan en falta en el decreto alguna medida concreta entorno a los colegios. "Esto es lo que más nos preocupa", sentencia.
Este decreto llega años tarde. La Comunidad de Madrid debería dotarse de una Ley Integral del Juego - Vicente Pérez
En la ciudad de Madrid son 50 colegios los que Vicente apunta que se encuentran a poca distancia de estos locales y a pesar de que la normativa contempla un plazo de 10 años para que estos locales se retiren, "es un tiempo excesivo, una auténtica barbaridad". Lo que desde la FRAVM se ha propuesto es que la distancia con los centros escolares aumente a los 250 metros y que también se disminuyese este tiempo de adaptación del que hablamos, "que en vez de 10 años se redujera a 5 o incluso menos años".
Desde la FRAVM apuntan que para que este decreto sea efectivo "tendría que regular la distancia con todos los colegios y regular un tiempo de adaptación". Sostiene con hincapié que, sobre todo, lo que debería hacerse es comenzar a "tomar medidas para romper la concentración en determinados lugares". No saben si este decreto lo incluirá o no, ya que dependen de la publicación oficial en el BOCM para poder verlo en su totalidad, pero el borrador preveía la prohibición de "la instalación de nuevas casas o locales de juego en ámbitos, distritos o barrios en los que y hay una alta concentración", entre ellos en Puente de Vallecas, Carabanchel o Tetuán. No obstante, en la noticia publicada por la CAM no se encuentra incluido este aspecto, lo que les parece "un grave error".
A expensas de que el nuevo Decreto se publique en el BOCM, consideran que "la Comunidad de Madrid debería dotarse de una Ley Integral del Juego. No se trata solo de regular el número o distancia entre locales, sino de Políticas de Prevención de la Ludopatía, para atender a las personas que ya sufren estos problemas. Tener políticas más alternativas y amplias para la juventud y los no tan jóvenes para evitar la ludopatía".
Finalmente, Vicente termina su entrevista con nosotros recordando que "el juego está bien, pero llega un momento en el que se cruzan líneas rojas y eso es sufrimiento, ruina, problemas en las familias, ruptura de ellas incluso".