Entre el archinombrado, temido y latente cambio climático,
y la inexistente, nefasta y/o quizá prolífica intervención del hombre
en base a pésimas políticas medioambientales,
sumadas a la dejación o nula gestión de las administraciones públicas
aderezadas con la dilación o desidia sin sentido en la aplicación
de normas y protocolos que rayan en la indecencia absoluta,
agraviados por supuesto por infinidad de ciertas manos negras
en las que priman intereses económicos oscuros
o en otros innumerables casos, patologías psiquiátricas enfermizas.
se dan las circunstancias, que entre omnipotentes, inútiles y delincuentes,
la casa se queda sin barrer y temporada de verano tras temporada,
continúa encendiéndose la mecha de nuestros campos
surgiendo cientos de incendios con miles de lenguas de fuego
que calcinan un sinfín de lugares de nuestra geografía patria,
con la consecuencia directa de la pobreza y el caos.
Lo que es bien cierto y fácil de constatar es que enormes parcelas,
de nuestro territorio arden por los cuatro costados
sin manera eficaz de controlar el fuego que devora todo a su paso,
convirtiendo a todas luces corteza terrestre y naturaleza viva,
en una humeante escombrera por un periodo de tiempo amplio.
Los humanos y especies animales que tienen la fatídica suerte
de vivir en el entorno donde suceden estas calamidades,
terminan sumiéndose de golpe en la miseria más absoluta
o en el peor de los casos, lidiando con la muerte más abyecta,
achicharrados por las llamas o los rescoldos ardientes.
Deberíamos aprender y meternos lentamente en la cabeza
cierta fábula del fuego, el agua y la confianza,
pues una vez perdida esta en los jerifaltes de turno
que deben proteger a toda costa nuestros intereses
cobrando además muy bien por ello,
pero que ni por asomo hacen por una vez los deberes,
será muy difícil de nuevo restituirla si procede.
Como ellos continúen inoperantes y en sus trece,
seguiremos chamuscándonos, fogata tras incendio.
P.D.-
Y dijo el fuego: Si me pierdo búscame por el humo…
más, contestó ladina la confianza: Si yo me perdiese,
ya no me busquen, pues ni yo misma me encuentro.
Para futuras calamidades, si no ponemos antes remedio,
el lobo llegará de nuevo de verdad y no será ni lobo,
ni por supuesto poema, fábula, chascarrillo…
mentirijilla o mágico cuento.
Contestó ladina la confianza: Si yo me perdiese, ya no me busquen, pues ni yo misma me encuentro