Jorge Javier Vázquez, presentador de Sálvame, ha utilizado su posición de poder frente a una compañera, la periodista Paloma García-Pelayo, durante el último programa de Sálvame Deluxe. "Si tanto problema de conciencia te causaba no haberte sentado aquí esta noche. Este señor ha venido a hablar de Ivonne Reyes y no entiendo que se saque un asunto que no tiene nada que ver". Así se dirigía Jorge Javier Vázquez, cortando constantemente a su compañera, cuando ella se atrevió a poner sobre la mesa que el invitado de la noche, Pepe Navarro, contaba con una sentencia por lesiones a su expareja.
¿Por qué tenemos que compartir espacios con hombres sobre los que pesan sentencias así? ¿Por qué tenemos que hacer cómo si no pasara nada? ¿Por qué no podemos ponerlos en evidencia para protegernos? Debe ser bochornoso. Debe darte vergüenza tu propia situación, mirarte al espejo y verte sentado, ahí, entrevistando a este hombre, con una sentencia por malos tratos, el fin de semana del Día Internacional Contra la Violencia de Género y, en un programa, que ha alardeado de promulgar una tolerancia cero contra el maltrato. Es repulsivo, pero más repulsivo es reaccionar aumentando la dosis de machismo que ya destilaba el programa en sí.
Otra vez la mujer convertida en culpable por hablar, por denunciar, por no admitir quedarse fuera de una entrevista, sino acudir y hacerle frente al invitado sobre el que pesa una sentencia por lesiones a su expareja, pese a que el tema que se estaba tratando no era ese. Podría haber sido cualquiera de nosotras, pero, esta vez, ha sido Paloma García-Pelayo quien rompió el pacto de silencio que todavía impera en nuestra sociedad cuando hablamos de violencia de género.
Las violencias contra las mujeres no se reducen a las lesiones, a las agresiones, a los asesinatos, a las formas más evidentes de maltrato. También es violento hacer pequeña a una mujer, dejarla apartada para que no se la escuche, ridiculizarla, culparla y hacerla callar cuando denuncia o cuando levanta la voz ante la violencia machista. Aquí no hay pactos ni acuerdos posibles, ni si quiera en un programa 'prime time'. Tampoco es cuestión de profesionalidad, pero si lo fuese, la definición correspondería, precisamente, con lo que hizo Paloma García-Pelayo: poner sobre la mesa la pregunta que nadie quiere hacer, que asusta por distintas razones, ya sea en la tele o fuera de ella.
No es cuestión de profesionalidad, pero si lo fuese, la definición correspondería, precisamente, con lo que hizo Paloma García-Pelayo
Estas son las reacciones de Twitter que recogemos en el vídeo