Desde la salida de Cristina Cifuentes de la presidencia del PP madrileño se han vivido momentos convulsos y con una gestora, encabezada por Pío García Escudero y Ana Camins. Posiblemente ahora es cuando se han empezado a visibilizar las discrepancias internas que hay en la familia popular por el control del aparato orgánico del partido.
El 31 de agosto es posiblemente el punto de inflexión en la guerra interna. El último día del octavo mes de este año fue elegido por Isabel Díaz Ayuso para hacer público el deseo de presidir el PP madrileño, que lleva en funciones desde el 27 de abril de 2018.
Dos elecciones regionales de por medio, con unas segundas que reafirman un liderazgo absoluto de Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid, que se queda al borde de la mayoría absoluta, apunta el anhelo a la dirección del partido como lo hicieron sus predecesores, especialmente siguiendo el mismo poder temporal y transitorio de una gestora.
Con este anuncio empezó la presidenta de Madrid el curso político. A partir de ahí empezaron las especulaciones e informaciones para restar papel político a Ayuso y que no consiga el control del partido.
En un primer momento, se habló de que el partido pretendía buscar un tercer aspirante frente al tándem Almeida-Ayuso. Esta tercera vía que buscaba Génova era la secretaria de la gestora, Ana Camins.
La opción de la tercera vía con la que se había especulado se disipó el 7 de septiembre, cuando Pablo Casado señaló que “tendrán que decidir los militantes de Madrid. Tenemos a dos militantes que saben que van a tener mucho peso en esa decisión, peso en el que yo no voy a contar. Créame”. Estas palabras fueron pronunciadas en un desayuno informativo en el que se encontraban Ayuso y Almeida. De esta manera, se sacó a la palestra a Martínez-Almeida.
El alcalde pasa a ser el segundo candidato de la dirección del PP con el que intenta aplacar a Ayuso, tras ver que Camins no funciona. Por lo tanto, la candidata ideal de la planta séptima de Génova (dirección nacional)para presidir la primera (sede PP madrileño) es desdibujada.
Una vez Casado habla de dos candidatos con peso se hace una tregua por la celebración del congreso nacional del PP, para el que Ayuso modifico su viaje a EEUU para acudir a Valencia. En el propio congreso, Ayuso centró su intervención en resaltar que tiene “claro dónde está mi sitio y es en Madrid”.
Aquí se calmaron las aguas hasta hace una semana cuando trascendió una información días antes del último comité regional. La información hablaba de que Ayuso tenía bloqueados en whatsapp a varios miembros de ese comité y al secretario general del PP, Teodoro García Egea.
Llegó el comité, justo el viernes antes del Puente, con las espadas en alto y mirando el whatsapp. En el encuentro Ayuso insistió en la voluntad de presidir el PP y se mostró cierta división de los allí presentes sobre esta idea.
Durante el puente se proporcionaron informaciones sobre si había desbloqueos o no por parte de Ayuso. Esa es la pugna dentro del PP con el que cierto sector del partido quiere desprestigiar a la presidenta.
El último capitulo del serial se ha producido entre declaraciones cruzadas de Almeida y Ayuso. El alcalde el martes expreso que "tengo un contacto muy frecuente con la presidenta de la Comunidad, nuestra relación es muy buena. A mí los 'entornos' ni me van ni me vienen, a mí lo que me va son las personas. Mi relación con Isabel Díaz Ayuso es muy buena y los madrileños perciben que vamos al unísono".
Por su parte, Ayuso ha respondido el miércoles al término del consejo de Gobierno. Ha definido lo que esta sucediendo como una perdida de tiempo, en la cultura ella no quiere entrar porque no se quiere "arrepentir cuando sea expresidenta". En segundo lugar ha reseñado que "las cuestiones de partido pesan", pero que en la rueda de prensa con el logo de la CAM no va a responder sobre asuntos de partido.
En definitiva, por pronto que se celebre el congreso del PP como pide Ayuso será a inicios del año que viene. Si ya se celebra en junio cómo pretende la dirección Nacional serán muchos meses de guerra interna que desgaste mucho todas las posiciones.
Una ampliación de última hora, es que antes de los desencuentros públicos de esta semana y antes del Comité, Almeida y Ayuso se reunieron en secreto y limaron asperezas según trasmiten. Almeida estaría cercano a la idea de la tercera vía pero sin estar él al frente, mientras que Ayuso sigue queriendo ser la candidata.
Este acercamiento de posturas privado choca con lo expresado públicamente cómo se ha narrado. Sin embargo, lo que si habría variado es la postura de la dirección nacional de los populares que, ahora viendo la dimensión del problema interno, estaría dispuesta a aceptar la propuesta de Ayuso con algún contrapeso en la dirección regional, pero en ningún caso quieren permitir que suceda lo que ocurrió en la época de Esperanza Aguirre.