ANAR se encarga de ofrecer soporte a menores en situación de violencia o problemas psicológicos. Cada año da a conocer los datos registrados. En el estudio de 2020 se han dejado ver los estragos del confinamiento: Atendieron 412 casos de ideación o intento de suicidio, un 145% más que en 2019. La ansiedad subió un 280,6%, la baja autoestima el 212,3% y la depresión/tristeza el 87,7%.
Los trastornos de alimentación también se han incrementado. Coincidiendo con las primeras salidas de los domicilios y tras la vuelta al colegio se multiplicaron las autolesiones un 246,2% y la agresividad el 124,5%. Esto como consecuencia de mecanismos de autorregulación emocional dañinos que han generado para reducir la ansiedad.
Son datos del "Informe anual ANAR 2020: el Teléfono/Chat ANAR en tiempos de covid-19" hecho público por la organización de atención a la infancia y que alerta de las secuelas que ha dejado la pandemia en la salud mental de los menores, que "ha alterado y agravado" las problemáticas que les afectan. Durante el estado de alarma, la Fundación ANAR atendió 166.433 peticiones de ayuda de toda España, 11.761 casos graves.
El informe también ha detectado un aumento de problemas ligados a la tecnología, fundamentalmente en casos de ciberacoso, violencia de género, pornografía/prostitución infantil, trastornos de la alimentación, autolesiones, ideaciones e intentos de suicidio y otros problemas psicológicos.
Las agresiones físicas en casa crecieron un 21%
Las separaciones, custodia de los menores y el régimen de visitas también se han visto afectadas por el confinamiento y las primeras salidas. Las dificultades se incrementaron un 42,3% estando encerrados y, aún más, en las primeras salidas (Más del 50%).
La gravedad y consecuencias de esta situación se ven reflejadas a través de las intervenciones de emergencia. Se realizaron 2.277 a lo largo de todo el año, con una media de seis diarias. Los casos de urgencia alta y de máxima gravedad no solo han aumentado en cantidad, sino que también se ha visto afectada su duración. Los problemas se han vuelto crónicos por el confinamiento, prolongándose en la mitad de los casos durante más de un año.
Para el director de Programas de Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros "la pandemia ha generado un 'cóctel molotov". Encerrados en casa el núcleo familiar se veía en un espacio pequeño de forma permanente, se han generado problemas laborales y económicos… Todo esto, fue aumentando la presión durante el confinamiento, que no hay que dar por hecho que se haya liberado con la apertura. Estos conflictos, unidos al miedo, el duelo por pérdidas, las limitaciones y cambios hacen que el problema perdure.