La guerra total entre Génova y Sol es ya una realidad. Si después de las elecciones en Castilla y León apuntábamos que se acabó la tregua entre Ayuso y el PP nacional por el congreso madrileño, hace unas horas se destapó una presunta trama de espionaje encargada por afines de la dirección nacional para tumbar a Ayuso.
En el otoño, la mano derecha de Almeida, Ángel Carromero, inicia una investigación para esclarecer un contrato adjudicado a dedo, mediante un procedimiento sin publicidad, durante la pandemia según apunta El Mundo, El Confidencial y The Objetive.
El contrato en cuestión es por valor de 1,5 millones de euros para la compra de mascarillas FFP2 para el Pabellón 10 de IFEMA otorgado a la empresa Priviet Sportive SL, según reza el expediente A/SUM-011335/2020. El administrador de esta sociedad es Daniel Alcázar Barranco, que reside en Sotillo de la Adrada (Ávila), el municipio en el que Ayuso y su hermano Tomás veranean.
Sin embargo, la cuestión no es el contrato al amigo, si no lo que pretendía Génova era implicar al hermano en todo el asunto. "Vamos a ir hasta el final" es un textual de Génova 13 publicado por El País, que además sostiene que la dirección nacional llama a capítulo a Ayuso para que diera explicaciones. La presidenta madrileña expresó que no había nada irregular y que si existe alguna sospecha que le preguntarán al hermano.
Hace meses este tema ya salió este tema en la Asamblea de Madrid en un pleno muy sonado sobre contratación porque la presidenta de la cámara, Eugenia Carballedo, expulsó a la diputada del PSOE, Carmen López, tras pedir al PP que “se dediquen ustedes al hermano de la señora Ayuso, que si que se dedica a ir por los hospitales a sugerir a las unidades de contratación a que empresa hay que contratar".
También hace un tiempo, Esperanza Aguirre ya apuntó que “en el sector de Almeida hay algunos niñatos encabezados por un chico de cuyo nombre no quiero acordarme. En fin, que no digan bobadas, es que no han ganado una elección, han perdido todas las que se han presentado”. Además, ayer mismo, antes de que saltará el escándalo, la expresidenta dijo que “haberlos hailos” por los “chiquilicuatres” y en tono de humor confeso fue a la RAE a mirar qué quiere decir “chiquilicuatre”. Le salió “persona generalmente joven, algo arrogante y carente de sensatez”.
La mano derecha de Almeida en el punto de mira
El tema de si el contrato incurre en algún tipo penal se resolverá en caso de que se lleve a los tribunales, que a esta hora no lo esta judicializado. Así que volvamos a la guerra del PP entre Génova y Sol, entre Casado y Ayuso.
Los hechos que se conocen es que en diciembre Ayuso y su entorno conocen gracias a ex ministro de Mariano Rajoy, que había hablado con la agencia de detectives que en el Ayuntamiento de Madrid liderado por su ”partner” Almeida se estaba realizando una investigación con esa empresa de espionaje, según la información de El Mundo.
La investigación se llevaría a través de la Empresa Municipal de Vivienda (EMV) que habría realizado distintos careos entre funcionarios. Pasado este eslabón sin encontrar nada, se contrataría a la empresa de detectives con dos objetivos fundamentales: conseguir un extracto de la cuenta bancaria personal del hermano y la declaración de proveedores ante la Agencia Tributaria de la empresa Priviet Sportive SL anteriormente aludida.
Todo este encargo vendría, según apunta El Confidencial, de Ángel Carromero, la mano derecha del alcalde de Madrid y con gran vinculación con la dirección nacional, especialmente con Pablo Casado con el que estuvo en Nuevas Generaciones. Habrá que esperar a las declaraciones de los implicados en las próximas horas.
De momento, Génova ha desmentido “tajantemente las informaciones publicadas en relación a una supuesta investigación sobre los contratos sanitarios adjudicados por la Comunidad de Madrid”. Además, el secretario general, Teodoro García Egea, ha suspendido un desayuno informativo y la portavoz en el congreso, Cuca Gamarra, una entrevista en TVE.
Sin embargo, desde el entorno de la dirección nacional apuntan al gurú de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, de haber filtrado la información, según apunta el periódico ABC. Mientras el partido en otros territorios nacionales asiste estupefacto a la guerra que se ha montado entre Ayuso y la dirección con el alcalde Almeida de por medio. Todo parece venir por celos y por la legítima aspiración de la presidenta de la Comunidad de Madrid a liderar el PP de la región de cara a las próximas elecciones en 2023 para poder confeccionar las listas a su gusto. En palabras de Alfonso Serrano sería “trasladar la ilusión del 4-M a todos los municipios para que se conviertan en alcaldías”.