El Consejo de Ministros ha anunciado la retirada definitiva del uso de mascarillas en aquellos espacios donde todavía era obligatoria. Una decisión que se incluirá en el Boletín Oficial del Estado (BOE), y que está motivada por el fin de la crisis sanitaria y de las medidas extraordinarias acordadas para abordar esa situación de emergencia.
El ministro de Sanidad, José Miñones, ha destacado las medidas sanitarias, económicas y sociales adoptadas por el Gobierno desde que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de que la emergencia causada por el COVID era una pandemia global. También ha elogiado la labor de los científicos y los técnicos, los profesionales -tanto sanitarios como no sanitarios-, la ciudadanía y los medios de comunicación, y ha recordado a las víctimas y sus familiares.
Así mismo, Miñones ha señalado que el inicio de la vacunación marcó "un antes y un después" en la pandemia. En España, el 93% de la población cuenta con una dosis completa tras administrarse más de 105 millones de vacunas. "Nuestro mensaje tiene que ser claro: las vacunas salvan vidas", ha dicho el titular de Sanidad, que ha defendido que la estrategia de vacunación de España es un referente internacional. España se sitúa, además, entre los cinco primeros donantes de vacunas a otros países.
Nuestro mensaje tiene que ser claro: las vacunas salvan vidas
Por otro lado, Miñones ha hecho una serie de recomendaciones para que la gente no se vuelva loca con el fin del uso de las mascarillas. El ministro de Sanidad ha remarcado la importancia de mantener la "cultura de responsabilidad" adquirida durante estos años: "La utilización de las mascarillas, así como de otras medidas higiénicas que se pusieron en marcha, deben seguir presentes en nuestras vidas, en el día a día, para todas aquellas personas que tengan síntomas de infección respiratoria", mantiene.
Además, el titular remarca que las recomendaciones de los expertos se centran en los centros sanitarios y en la necesidad de reforzar el uso de la mascarilla por las personas sintomáticas cuando están en espacios compartidos, por los y las profesionales que atienden a casos sintomáticos y por las personas que trabajan en las UCI y en unidades con pacientes vulnerables.