Netflix se está pasando el juego. De esto no cabe la menor duda. La plataforma de streaming por antonomasia nos sorprende una vez más con un reality amoroso, pero esta vez centrado en las redes sociales. Caras conocidas del panorama 'influencer' se dividen en coaches y followers, los primeros ayudan a los segundos en la búsqueda de pareja, mientras estos se dejan conquistar en una batalla encarnada por hacerse con un hueco en su corazón.
Empecemos por el principio, como siempre. Lo primero que me gustaría destacar del programa es que ver rostros 'top' con tanto tirón en redes hace que le pique el gusanillo a cualquiera. Y ahora es el momento en el que muchos pensarán "¿y a mí que me importa lo que haga 'X'?" o "¿solo ves el programa porque sale X influencer?", además del ya típico y viral "y la de trabajar, ¿se la saben?".
Dicho esto, quiero abrir una lanza en favor de estos personajes, en el mejor de los sentidos de la palabra. Actualmente, el modo en el que nos comunicamos e, incluso, socializamos, ha cambiado por completo. Las marcas ya no buscan hacer el típico anuncio con los típic@s chic@s guap@s, ahora quieren ser los más virales. Los que consigan que las y los influencers se peleen, casi literalmente, por colaborar con ellos. Así, los creadores de contenido se presentan a las empresas como 'marcas con patas'. Una definición completamente acertada teniendo en cuenta las comunidades de seguidores que construyen, con personas que les seguirían hasta el fin del mundo.
Lejos del fanatismo, he de decir que yo soy una de esas personas que ha visto '¿A quién le gusta mi follower?' por el puro morbo de comprobar qué se cocía en este programa. La Jedet es una figura muy conocida en el panorama nacional, tras su aparición en la serie 'La Veneno' y otros trabajos como actriz, la activista transgénero del colectivo LGTBI se ha convertido en toda una figura española internacionalmente conocida.
En el caso de Jonan Wiergo, es el 'crush' de medio país, tal cual. En su día saltó a la fama en Twitter donde consiguió convertirse en todo un referente LGTBI que, incluso, participó en Pekin Express en 2016. Desde entonces, muchas idas y venidas le han convertido, junto a su pareja, en uno de los empresarios que llena la lista de Forbes gracias a Guakame, su proyecto de comida vegana que ya cuenta con locales presenciales y deliverys.
En cuanto a Aroyitt, he de decir que estoy más desactualizada y que su cara no me sonaba de nada. Echémosle la culpa a que, a pesar de mis 23 años, el mundo Twitch se me está empezando a quedar un poco lejano. Esta gamer que aglutina miles de visualizaciones en sus streams, ha sido viral en más de una ocasión por polémicas declaraciones como que "no se considera feminista". Pareja de 'Alexby', un viejo conocido en la plataforma de transmisiones en vivo donde la influencer sube vídeos jugando a Valorant, GTA, Minecraft...
Vayamos con los 'followers', y es que la dinámica del programa está centrada en que estos tres influencers que ya os hemos presentado, ayudan a tres de sus seguidores a buscar el amor entre un grupo de candidatos que, en un primer momento, no pueden ver; tan solo oír. En orden, el pupilo de Jedet es Sergio, también conocido como 'el princesito'. Este chico se hizo viral en Tik Tok, concretamente, por imitar "a la perfección" a Hache, es decir, el musculitos de voz ronca interpretado por Mario Casas que puso punto y final a la época de forrar las carpetas del cole con la cara del malote de la peli.
Apolo es también conocido en Instagram y Tiktok, donde ejerce de modelo y también ha hecho sus pinitos como artista, sacando varias canciones como 'Mi príncipe', 'Te Gusta' o 'Contigo', entre otros. En cuanto a Pixxbe, es creadora de contenido en Twitch en el formato gamer y es la única de los tres 'tronistas' abierta a conocer hombres y mujeres, por lo que es bisexual. Un punto súper a favor para el programa, a mi parecer, ya que en este tipo de formatos el amor dentro del colectivo LGTBIQ+ no se suele ver reflejado más allá de parejas homosexuales.
Los 'tronistas' tampoco son desconocidos, ya que los tres han sido virales en nuestro país
Vamos al grano...
Una vez os he hecho una presentación de '¿A quién le gusta mi follower?' llega el momento de meternos de lleno en materia. Seis episodios de alrededor de 50 minutos dan para mucho, pero yo prometo intentar no haceros muchos spoilers.
Lo primero que me gustaría destacar es que los tres followers deben elegir a 7 de los candidatos para poder seguir conociéndoles. Una prueba con trampa, ya que no les van a ver ni tampoco tocar, tan solo pueden oírles en un breve mensaje. Este formato me llama la atención porque te hace sentir ese momento de tensión donde te crees que el que está en pantalla puede escucharte y seguir tu consejo mientras le gritas a la tele "¡NOOOOOO! Con lo guap@ / maj@ que era...". Y es que ese es el gancho que tiene esta primera parte del reality: ver cómo le dan el 'Next' a candidatos con los que se ve a kilómetros que tendrían química porque su mensaje no ha destacado entre el resto. La importancia de las palabras, queridos amigos...
Otro de los aspectos que me parece muy a tener en cuenta es que dos de los tres 'tronistas' pertenecen al colectivo LGTBIQ+: Apolo es gay y Pixxbe bisexual. Un 10 a Netflix en este aspecto por visibilizar e incluir diferentes tipos de realidades amorosas. En contraposición, nos encontramos con el 'heterobásico' (siento si alguien se ofende con este término) de Sergio, al cual La Jedet le va encaminando desde su sabiduría de mujer empoderada y consciente de las dinámicas utilizadas por los 'malotes' como él. A medida que avanzan los programas ves la evolución sentimental y de actitud en 'el princesito' y empiezas a recuperar un poco la fe.
Haber contado con perfiles como los de Jedet y Jonan le dan bastante vivacidad y entretenimiento, ya que ninguno de los dos se corta en cuanto a expresar lo que piensan. Sin tapujos. Las rimas que se marcan con un rap personalizado al final de cada cita son muy top también, no vamos a engañarnos. Visualmente es un programa bastante atractivo, aunque de contenido sí que he echado en falta quizás algo más de "acción".
Obviamente, y como es lógico, hay algunos 'giros dramáticos de los acontecimientos', al más puro estilo Fermín Trujillo, que te hacen quedarte con la boca abierta, donde incluso hablan de parejas abiertas. Sin embargo, hay momentos en los que no me importa admitir que he subido la rapidez del vídeo o directamente me he saltado esa parte porque se me estaba haciendo un poco 'bola'. Que cada programa dure casi 50 minutos supongo que tendrá que ver. Me gustaría que redujesen a media hora de duración si saliese otra temporada, porque se haría más ameno.
Dicho esto, me ha gustado la serie. No deja de ser 'telebasura', tal y como a muchos les gusta considerarlo, pero, oye, que no hay por qué estar las 24 horas del día nutriendo a nuestro cerebro con contenido científico-matemático-literario. Los mensajes que manda son muy importantes y me reconforta pensar que este tipo de realitys pueden llegar a contribuir a crear una sociedad más tolerante donde no haya cabida para aquellos neandertales que piensan que solo hay un tipo de amor: el hetero.