La Primera Dama de Estados Unidos ha dado la bienvenida al nuevo miembro de la familia Biden, Willow, una joven gatita de dos años con el pelo de color blanco y gris y los ojos verdes, que enamoró a la mujer de Joe Biden desde el primer momento en el que ambas se conocieron.
Tal como han explicado en un comunicado mandado desde la casa presidencial de los Estados Unidos, la primera vez que las dos damas de la Casa Blanca se conocieron fue en noviembre de 2020 cuando la atrevida gatita saltó al estrado durante una conferencia que estaba dando Jill Biden con motivo de las elecciones, en Pennsylvania. "Viendo su inmediato vínculo, el dueño de la granja donde estaba supo que desde ese momento, Willow pertenecía a la Sr. Biden", cuenta el portavoz de la Primera Dama, Michael LaRosa.
Pese a que fue en ese instante cuando se decidió que la gatita pasaría a formar parte de las célebres mascotas que han vivido en la Casa Blanca, su llegada a la misma se ha hecho esperar, pero una vez que ha sucedido todo ha salido a la perfección pues "Willow se está adaptando gracias a estar acompañada de sus juguetes y chuches favoritos, además, tienen muchísimas habitaciones que oler y explorar todavía".
Viendo su inmediato vínculo, el dueño de la granja donde estaba supo que desde ese momento, Willow pertenecía a la Sr. Biden
El nombre de Willow ha sido escogido por la mujer de Biden como homenaje al lugar de nacimiento de la gata, Willow Grove en Pennsylvania. La joven felina tendrá que compartir espacio con Commander, un cachorro de pastor alemán que fue adoptado en diciembre como regalo de cumpleaños al presidente por parte de su hermano, pues en junio tuvo que decir adiós a uno de sus más fieles compañeros, Champ, un pastor alemán de 13 años que falleció. Otro de los perros de Biden, Major, un pastor alemán de tres años de edad, tuvo que ser enviado a vivir en un "ambiente más relajado" al de la Casa Blanca después de varios incidentes en los que intentó atacar a algunos trabajadores. Ahora vive con unos amigos del gobernante.
La llegada de Willow supone un paso más en una larguísima tradición de los Presidentes de Estados Unidos de tener mascotas viviendo en la Casa Blanca. Una tradición que solo ha roto Donald Trump, pero que ha llevado a que en este hogar presidencial hayan convivido desde perros y gatos, hasta loros, ponis o mapaches.