La Comunidad de Madrid ha iniciado los expedientes para declarar Bien de Interés Patrimonial (BIP) en el Consejo Regional de Patrimonio de la próxima semana las pinturas Paisaje con montañas, palacio y jardín, de Lucas Van Gassel; Gitana Meditando, de Isidro Nonell Monturiol, y Jardines de Aranjuez, de Santiago Rusiñol, por sus valores históricos y artísticos. La designación de estas tres obras como elementos para proteger ha sido publicada en el Boletín Oficial regional.
La primera de ellas es el episodio bíblico del adulterio de David y Betsabé donde destaca la riqueza del paisaje, su minuciosidad y detalle en la representación, tan protagonista de la obra como la narración bíblica que presenta y de la que se sirve el autor para recrear el mundo cortesano y palaciego junto a las diversiones y juegos que en él se desarrollaban Sus interpretaciones apuntan a un significado simbólico y moral.
En particular, es especialmente interesante la inclusión de una representación del tenis, llamado tenis real, una de las escasas y primeras imágenes de este pasatiempo en el siglo XVI, así como la del juego del aro y la bola -beugelen-, así como la destacada ubicación de ambos deportes en un primer plano del cuadro.
La importancia de esta obra radica no solo en ser el prototipo para una pintura final, sino que la proyecta con la estructura arquitectónica para acoger el lienzo, con un excepcional sentido del color, teniendo entre sus fuentes Rubens y Tiziano. Ejemplifica, asimismo, su destreza en la creación de formas dinámicas, con gran medida descriptiva y claridad de lectura.
Las tres representan los valores históricos y artísticos.
Gitana Meditando, por su parte, es un cuadro de Isidro Nonell Monturiol realizado al óleo sobre lienzo que representa una figura femenina, cabizbaja y ensimismada, con la cabeza inclinada, en actitud pensativa y melancólica. Es claramente característica de la actividad artística de su autor en una etapa de su producción dedicada a la representación de los más desfavorecidos de la sociedad que le rodea, a los que da imagen y visibilidad con sus retratos. Así, deja de lado la tradición pictórica para abrir su trabajo a una nueva sensibilidad que busca reflejar el mundo interior.
La técnica empleada para su ejecución, de pincelada enérgica y gruesa, combinando trazos nerviosos y cortos con otros más largos para definir los contornos, construye un lenguaje que se aproxima al primer expresionismo europeo.