La Comunidad de Madrid se ha unido a la expedición internacional que ayer llegó a la mayor reserva de cultivos del planeta, el Banco Mundial de Semillas de las Islas Svalbard (Noruega). Este depósito, que abre sus puertas tan solo dos veces al año y al que se aportan ahora trece variedades regionales, fue construido en 2008 para conservar simientes con las que hacer frente a una hipotética catástrofe y salvaguardar la base de la alimentación mundial.
El Ejecutivo autonómico ha enviado a las islas pobladas más septentrionales de la Tierra una estudiada selección compuesta por cinco variedades de tomate, cuatro de trigo duro, tres de cebada y una de avena, procedentes del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA). Estos cientos de semillas se custodiarán en su almacén situado por debajo del hielo, con temperaturas varios grados bajo cero gracias a sistemas de refrigeración artificial y un entorno de entre -3 y -7 grados centígrados.
La aportación madrileña se ha integrado en una colección de más de un millón de muestras, procedentes de cientos de países. En el caso de los tomates todavía se comercializan en el mercado, mientras que en el caso de los cereales las simientes no están catalogadas para su venta, pero se conserva su material genético porque permitiría obtener alimentos con mayor tamaño de grano y nutrientes, así como una notable mejora en el rendimiento de los cultivos. Por todos estos motivos, resultan de especial relevancia para la investigación agrícola y agroalimentaria. El envío se ha coordinado con el Centro de Recursos Fitogenéticos del Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA-CSIC).
Fue construido para conservar simientes con las que hacer frente a una hipotética catástrofe
Bancos de germoplasma para conservación e investigación
Esta selección de semillas ha partido del Banco de Germoplasma Vegetal del IMIDRA instalado en la finca experimental El Encín, en Alcalá de Henares, que conserva cerca de 300 tipos de verduras, frutas y hortalizas. En él se realiza la clasificación y salvaguarda de la información genética y también se investiga para descubrir nuevos cultivos o recuperar los que han caído en desuso.
El IMIDRA también creó en 2022 un Banco de Germoplasma de Flora Silvestre. Se trata de una instalación científico-técnica dedicada a preservar las plantas y árboles autóctonos, que lleva un año funcionando en la finca experimental La Isla de Arganda del Rey.