La Iglesia reconoce que ha escriturado a su nombre unos mil bienes que no le pertenecen. Con la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, el Gobierno hizo público el listado de inmuebles registrados por la Conferencia Episcopal. Tal registro habría sido posible gracias a una ley de José María Aznar, vigente entre 1998 y 2015.
Con la publicación de los 34.961 bienes, se inició una negociación entre ambas instituciones para analizar el listado, y tras varios meses de deliberación, la Iglesia asume que 965 de esos bienes no le corresponden, según los datos ofrecidos por el Ejecutivo. Ahora, se iniciará el proceso para regularizar los bienes mientras la comisión creada para revisar las inmatriculaciones continúa activa.
De esta forma, la Iglesia reconoce que 757 de 965, aunque registrados a su nombre, pertenecen a otro dueño, y 208, que registró sin correspondencia, ahora están en manos de terceros por haberlos vendido o traspasado. Según el encuentro mantenido entre el presidente Pedro Sánchez y el cardenal Omella este pasado lunes, “la Conferencia Episcopal, en el contexto del diálogo con el Gobierno, ha hecho un estudio exhaustivo del mismo a través de consultas oportunas realizadas a las diócesis. Dicho estudio ha consistido en la catalogación de los bienes, su división por diócesis y verificación de los procesos de inmatriculación en cada uno de los bienes mencionados”, explica el comunicado conjunto de Moncloa y la Iglesia tras el mencionado encuentro. “El análisis realizado por la Iglesia de dicho listado, en el marco de la mencionada Comisión, ha revelado un conjunto de bienes que la Iglesia considera que pertenecen a un tercero o no le consta su titularidad sobre el mismo”.
Uno de los bienes de los más significativos es la Mezquita de Córdoba, uno de los lugares de culto más simbólicos registrados por la Iglesia y de la que no tenía las escrituras
Ahora, tras el reconocimiento por parte de la Iglesia, el siguiente paso es remitir el listado a la Federación Española de Municipios y Provincias para que los municipios correspondientes puedan seguir identificando a sus legítimos titulares. No obstante, los trabajos de la subcomisión continuarán ya que hay informaciones incompletas o contradictorias que deben seguir analizándose.
Uno de los bienes de los más significativos es la Mezquita de Córdoba, uno de los lugares de culto más simbólicos registrados por la Iglesia. Según parece, la Iglesia no tenía las escrituras cuando la registró a su nombre. Frente a la reivindicación de la propiedad pública, la intención del gobierno es encontrar una salida negociada con la Conferencia Episcopal y el Ayuntamiento de Córdoba.